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Alberto Menéndez

Canalización de la disputa

Los socialistas españoles llegan al trascendental comité federal de hoy mucho más calmados de cómo salieron del anterior, el que se celebró el pasado día 1 y que acabó con la dimisión del secretario general, Pedro Sánchez; la constitución de una comisión gestora y con un partido totalmente dividido, roto.

Desde entonces, el máximo responsable de la gestora, el líder de la Federación Socialista Asturiana y presidente del Gobierno del Principado, Javier Fernández, ha intentado rebajar la tensión para poder abordar la nueva reunión del máximo órgano de decisión del partido entre congresos dentro de unos cauces más o menos normales y evitar así repetir la nefasta imagen dada a comienzos de mes.

En principio, da la impresión de que Javier Fernández ha logrado su primer gran objetivo. Aunque el partido continúa fraccionado, en esta ocasión, a diferencia del anterior comité federal, los socialistas acuden a la sede de Ferraz, en Madrid, sabiendo a qué atenerse, con unas reglas básicas con las que poder abordar el debate. Al menos, eso es lo que se deduce de las declaraciones de unos y otros, de los partidarios del "no es no" de Pedro Sánchez a un hipotético Gobierno de Rajoy y de los que defienden una abstención en el Congreso que facilitaría un Gobierno del PP y a la vez evitaría unas terceras elecciones en el plazo de un año. Ayer, en la víspera de la reunión del comité federal, la jornada política discurrió sin sobresaltos. Hay que recordar que hace tres semanas, en los días previos a la celebración del comité, se produjeron las dimisiones de 17 miembros de la ejecutiva de Sánchez y los graves cruces de acusaciones entre partidarios y detractores del entonces secretario general fueron constantes, tanto en privado como en público. En esta ocasión, unos y otros están manteniendo las formas de puertas afuera del partido.

A Fernández le espera una semana de órdago, pase lo que pase hoy en el comité federal. Si sale adelante el no a Rajoy tendrá que improvisar, y a toda prisa. Si triunfa la abstención irá de reunión en reunión hasta que el próximo fin de semana se invista al nuevo presidente del Gobierno. Y luego, ¿qué? Pues lo que pueda pasar después, probablemente ni el mismo Javier Fernández lo sepa.

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