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Sol y sombra

El piso de Espinar

El "caso Espinar", utilizado en Podemos como una especie de trituradora interna, sirve para ilustrar la contradicción moral del partido de Iglesias dispuesto a exigir desde un principio a los demás lo que se muestra incapaz de cumplir incluso cuando sólo acaba de aterrizar en la política.

Podemos no ha hecho más que llegar con la premisa de darle la vuelta al calcetín de la vieja casta y no sólo no lo ha logrado sino que ha envejecido con ella a una velocidad de vértigo. El senador candidato a liderar la organización en Madrid obtuvo jugosas plusvalías por la venta de un piso protegido, siendo como él dice un "chaval" que no podía adquirir una vivienda. Sin embargo, sí supo aprovecharse de ella para ingresar un dinerito cuando, al parecer, se dio cuenta de que no la podía pagar.

Partiendo de las razones que ha esgrimido el propio Espinar es muy curioso este asunto: lo primero habría que preguntarse cuántos jóvenes a su edad y en su circunstancia se deciden con tanta determinación a adquirir un inmueble. Lo segundo, por qué una vez convencido de que había jugado por encima de sus posibilidades lo vendió a un precio muy superior al que fijaba la comunidad. Espinar se había especializado antes de que lo pillaran con el carrito del helado en denunciar la especulación en el campo de la vivienda.

Pablo Iglesias ha defendido a su candidato anteponiendo a los hechos la excusa de la conspiración mediática. Errejón, su correligionario y rival, ha sabido desmarcarse de las "teorías de la conspiración" y de las "manos negras". En ese sentido es más recuperable para la cordura que Pedro Sánchez.

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