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Ingeniero de caminos canales y puertos

Trenes, novelas e ingenieros de caminos

El nuevo ministro de Fomento y las necesidades ferroviarias de Asturias

"Es tanta la virulencia que lleva el ferrocarril

que se planta en hora y media de Molledo a Portolín"

Hace ahora un cuarto de siglo sonaban las estrofas de esa canción montañesa en la inauguración del Centro Cultural Paloma Palazuelos, en Molledo, en el centro geográfico de nuestra vecina provincia del este. Raúl, director del coro pese a llevar sonotone, se esforzaba en contener la emoción por el recuerdo de la persona homenajeada. Paloma había perdido la vida en un accidente de tráfico, aquél sí virulento, en la madrugada de la nochevieja anterior frente al palacio de festivales de Santander. En Oviedo había concluido sus estudios de filología inglesa y aquí había vuelto para preparar oposiciones. Era una de las personas más activas en la vida cultural del pueblo a sus veinticuatro años.

Apenas a unos metros del lugar del citado accidente vivía hasta hace unos días el nuevo Ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. De la alcaldía de su ciudad natal a gestionar el ministerio inversor por excelencia hay un salto que confiamos en que sepa administrar con acierto. Ahora le llueven las demandas sobre infraestructuras pendientes, de manera muy especial las relacionadas con el ferrocarril.

Íñigo es ingeniero de los de caminos, canales y puertos, como alguno de los ilustres vecinos de Molledo. Luis Torres Vildósola fue uno de ellos. Natural de Bilbao fue a parar allí para trabajar precisamente en la línea férrea que uniría Alar de Rey con Santander. Su hijo, el ilustre Leonardo Torres Quevedo, nació en la pedanía de Santa Cruz de Iguña e inició su vida profesional con su padre para seguir por otros derroteros más ambiciosos que incluso le llevaron a rechazar la cartera del ministerio que ahora ocupa de la Serna. A aquellos parajes llegó también contratado un técnico francés de nombre Federico Delibes quien se llevó después hasta Valladolid el cariño a esa tierruca. El nieto del carpintero francés describió en una de sus más hermosas novelas cómo Daniel el Mochuelo y sus amigos, el Moñigo y el Tiñoso, practicaban una versión un tanto escatológica del juego del gallina aprovechando el paso del rápido por el túnel al sur de la localidad. Aunque con riesgo, nada que ver con lo que unos pocos años más tarde se vería en las pantallas de cine siendo James Dean el protagonista. Claro que vista la descripción de Don Miguel, tampoco nos atreveríamos a comparar a Natalie Wood con la Guindilla Mayor.

En estas últimas semanas se han suscitado en diversos debates sobre el estado de la cuestión ferroviaria en nuestra región que también son competencia del nuevo ministro. Tras el descarrilamiento de un convoy en la vieja línea de Pajares a final de septiembre la Junta General aprobó por unanimidad una proposición para exigir "un ferrocarril del siglo XXI" (cuando probablemente nos conformaríamos con tener uno en buen estado de fin del XX). También se ha constituido una plataforma que pretende acercar nuestros puertos a Venta de Baños y por ende al centro de Europa. El calendario de apertura de la variante sigue siendo objeto casi diario de controversia y los expertos en economía regional escriben acertadamente en estas páginas de las ventajas de las cercanías para ir al trabajo.

De entre todo ello permítanme detenerme en el informe que mis colegas han emitido desde nuestra demarcación del Colegio de Ingenieros de Caminos Canales y Puertos. En él se recogen algunos datos que son verdaderamente llamativos como que la nuestra sea la única comunidad autónoma en la que la ocupación de los vehículos ferroviarios es inferior a la del autobús, que Feve haya perdido la mitad de sus usuarios en una década o que Renfe no le vaya demasiado a la zaga. No es de extrañar si uno es usuario de esos servicios.

Otro de nuestros más egregios y añorados compañeros, Juan Benet, trabajó durante un par de años en la línea de Lugo de Llanera a Villabona. Ya hace mucho tiempo de aquello pero si tuviera la oportunidad de hacer ahora ese trayecto podría comprobar él mismo que su obra se deteriora sin remedio y agoniza como el personaje novelado por su admirado Faulkner: estaciones semiabandonadas con cubiertas tomadas por la maleza y contraventanas desvencijadas, apeaderos desiertos, vías muertas que poco se distinguen de las que están en uso? No es de extrañar que el documento del Colegio plantee suprimir algunas de las paradas ahora existentes. La inversión necesaria que prevé el informe es de mil quinientos millones de euros, cuantiosa sí, aunque si la comparamos con la destinada a traer la alta velocidad hasta la región no lo parece tanto. Con ello se atendería una demanda adicional superior a los cuatro millones de viajeros.

A nuestros políticos les corresponderá determinar sobre la conveniencia de acometerla. Para ello nos tememos que tendremos que pagar algunos peajes. Pepe Palazuelos, el padre de Paloma, contaba que a los mozos de Molledo para pasar a las fiestas de la vecina localidad de Silió les hacían tomar chocolate de un orinal. Creo que a nosotros nos costará un poco más que eso.

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