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Laviana

Más allá del Negrón

Juan Carlos Laviana

¿Por qué no dejáis en paz a Carmina?

La situación de abandono de muchos ancianos y el anuncio de la lotería sirven para tomar la temperatura al país

He dejado pasar una semana desde que se estrenó el anuncio de la lotería, sin duda la película española con más espectadores. Según se iban sucediendo las opiniones, aumentaban mis ganas de escribir. Hubiera sido un error hacerlo en caliente. Ahora ya se puede contemplar con cierta distancia. Hemos visto tantas veces el spot que hasta estamos un poco empalagados. Ya en frío, mantengo la misma idea que tenía sobre el anuncio y sobre las reacciones que ha provocado. Visto lo visto, no puedo por menos que pedir a los críticos, que en este país son, o somos, legión: Por favor, dejad en paz a la pobre Carmina.

Me intereso por el esperado anuncio y lo primero que me encuentro son opiniones vertidas en forma de espumarajos. Leo en un periódico de Madrid que menos Carmina y más atención a la anciana que murió por el fuego en Reus. Vamos a ver, señoras y señores. No saquemos las cosas de quicio. Estamos hablando de un anuncio, sí el de la lotería de Navidad, pero un anuncio al fin y al cabo.

¿Que es gravísimo que una señora de 81 años muera al incendiarse su casa? ¿Que, además, la vela que utilizaba provocó el fuego? ¿Que por si fuera poco la compañía de la luz le había cortado el suministro dos meses atrás? Sí. Tristísimo y gravísimo. Pero de ahí a llamar asesinos a los concejales de Reus, a los voluntarios de los Servicios Sociales o a los directivos de Gas Natural va un abismo.

Estamos tan acostumbrados a echar sobre otros hombros la culpa de nuestras calamidades que nos creemos santos. Mejor sería saber por qué Rosa, que así se llamaba, estaba sola. ¿No tenía familia? Sí, la tenía ¿No tenía vecinos? Sí, los tenía. ¿Por qué no convocamos una manifestación ante nuestra propia casa pidiéndonos explicaciones a nosotros mismos sobre cómo atendemos a nuestros padres impedidos? ¿O sobre si estamos pendientes de esa vecina que todos tenemos y que siempre decimos que "el día menos pensado la encuentran pajarito"? De ahí al consejero delegado de Gas Natural -que igual es un cretino y no lo sé- hay mucho trecho.

Sólo hay que ver algunas cifras, como estas que publica "20 Minutos": el 54% de los muertos en incendios domésticos son mayores de 65 años, en el último año del que hay cifras (2013) murieron 72 en estas circunstancias, en España hay un millón de mayores de 65 que viven solos. Está todo dicho.

De lo que no queda duda alguna es de que la culpa no la tiene Carmina, el personaje del anuncio, ni Pilar, la abuela que la encarna porque la animó a presentarse al casting uno de sus nietos.

Otra crítica, también de un diario, sostiene que el anuncio es demasiado optimista, que ofrece una visión edulcorada de la realidad, que ya no incluye parados como en años anteriores y que transmite el falso mensaje de que la crisis económica ha terminado. Estoy casi seguro de que el creativo asturiano Jesús Lada, autor del spot, no tenía nada de eso en la cabeza cuando se puso a escribir el guión. A no ser, claro, que haya recibido órdenes desde las más altas instancias para ofrecer una imagen idílica de España. Ya sé que Loterías del Estado es una empresa pública. Pero elevar a nuestro joven artista a la categoría de una Leni Riefenstahl o un Serguéi Eisenstein resulta cuando menos desproporcionado y paranoico. Señores, con un anuncio resaltando lo desgraciados que somos no se vende ni un décimo.

Tenemos una tendencia enfermiza en España a exaltar el feísmo, a poner a parir por sistema todo lo que suene a optimismo, a disfrutar rebozándonos en el fango. (A propósito, algún día debería hablar de los "Princesa de Asturias"). Ya está bien de tenebrismo. No seamos tétricos. Como decía alguien con cabeza, para salir del pozo lo primero que hace falta es dejar de cavar.

Por si no ha quedado claro, creo que el anuncio está muy bien hecho. Sólo le veo una pega: no ha conseguido que compre un décimo. Cada vez que lo veo, me acuerdo de la belleza de Asturias; me alegro de cómo brillan Tazones, Lastres y Villaviciosa, porque eso repercutirá en nuestra economía; me felicito de lo bien que les vendrá a los dueños de ese bar que aumente la clientela; me siento satisfecho porque todos disfrutaremos de los beneficios de que vengan más turistas y de que se venda más lotería. Y sí, lo reconozco, si me pilla despistado, hasta se me salta alguna lágrima. Así que, por favor os lo pido, dejad en paz a Carmina.

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