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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Que llueva, que llueva

Sabido es que en esta tierra de güelfos y gibelinos nunca llueve a gusto de todos, por mucho que las autoridades locales y autonómicas lleven semanas sacando en rogativa a los santos agnósticos, a ver si el aguacero barre la nube negra de la contaminación, que lleva días instalada como una boina soporífera sobre el centro del área metropolitana. Alcanzaron las primeras gotas de este invierno seco y ya parece que todos los males y las partículas contaminantes se hayan disipado como por arte de birlibirloque, aunque si no se ataja el mal en origen, todo el hollín que se lleve el agua regresará con el tiempo seco. De manera que a las empresas que contaminan nadie las tose.

Unos, esperando que llueva y otros, aguardando que escampe, como los directivos y jugadores del Sporting, a quienes los meteorólogos auguran un frente nuboso con aparato eléctrico sobre El Molinón el próximo domingo por la tarde si el equipo no endereza el rumbo errático. Una nube negra parece haberse posado también sobre el universo rojiblanco, como si un agente patógeno y contaminante le hubiera bloqueado el riego sanguíneo y taponado las vías respiratorias. Tal vez lo que busque el director deportivo del club en el deseado Tioté es el antídoto contra los malos humos que propicie por fin el correcto funcionamiento del cerebro y los pulmones de un equipo con evidentes síntomas de anoxia.

La última vez que el Sporting alcanzó la jornada 17.ª con doce puntos en su casillero fue en 2011, con Preciado. Iba el último y acabó décimo. Sirva el ejemplo de consuelo, antes de que el ambiente se vuelva irrespirable.

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