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Xuan Xosé Sánchez Vicente

El copago como reactivo

Reflexión a partir de la financiación de los medicamentos

Las cuestiones de actualidad, especialmente si suscitan pasiones, son un magnífico reactivo para evidenciar los discursos en que se envuelven diversos grupos sociales, así como su relación con la realidad o los intereses que esconden. Muchos de esos discursos, por cierto, no son más que lo que llamaría el canciller Bacon "idola theatri", prejuicios. El reciente alboroto sobre la modificación del copago de los medicamentos entre los jubilados es un magnífico reactivo.

Pero ante todo señalemos tres evidencias, y perdónenme por la obviedad: la primera, que todo lo que gasta el Estado procede del trabajo y del dinero de los ciudadanos, no cae del cielo; la segunda, que el gasto sanitario tiene una expansión permanente, por el número de usuarios, por las innovaciones tecnológicas, por el costo de los nuevos medicamentos; la tercera, que los ingresos de la hacienda pública vienen siendo permanentemente inferiores al gasto.

Al margen de los impuestos que gravan la riqueza existente (el IBI, por ejemplo, el de sucesiones), la recaudación proviene de la actividad económica, de la que forma parte notable el trabajo de los individuos. Y así, por poner un ejemplo, un individuo que ingresa 1.200 euros por una ocupación de ocho horas diarias contribuye a pagar las pensiones de los jubilados y sus medicinas casi gratuitas, mientras él ve reducido su devengo por la cantidad que aporta al sostén de los jubilados, al tiempo que paga un 40% en las medicinas que él o los suyos utilizan. ¿Cuál es la razón para considerar que el jubilado con unos ingresos superiores haya de pagar menos que él por las medicinas?

Y, sin embargo, la reacción de los partidos políticos de la oposición ha sido unánime: constituye una injusticia inaceptable. La argumentación más llamativa de todas ha provenido de los socialistas asturianos, del consejero Francisco Busto: "Constituye un ataque a la equidad". ¿Que pague más quien más tiene constituye "un ataque a la equidad"? ¿Es eso un argumento clásico socialista?

La postura de los partidos políticos de la oposición contiene siempre, en este y otros temas económicos, una mezcla de dos factores: la mentalidad del burru cagarriales (ya saben, aquel cuento popular en que se engaña a un incauto haciéndole creer que el pollino que se le vende evacua dinero con solo levantarle el rabo), tan generalizada, y la mentira como forma de engaño de unos y de excitación permanente de sus votantes, que necesitan ese dopaje para mantenerse dentro de la fe. Luego, naturalmente, cuando gobiernan, y después de haber empeorado las cosas durante una temporada, aplican las medidas que la realidad hace inevitables, las que antes criticaban.

Dentro de esa mentalidad mágico-burrucagarrialesca -y acaso un pelín interesadas en el caso de los segundos- se encuentran las manifestaciones de médicos y farmacéuticos de toda España, afirmando que "todo copago es ineficaz y cortoplacista". Ignoro qué significa, porque, al margen del efecto que el copago, junto con la receta electrónica, ha tenido para reducir la acumulación de medicinas en las casas, el copago, la recaudación, es dinero que reduce el déficit.

Entre los jubilados, como era de esperar, de toda España la reacción ha sido negativa. Los más simples han manejado un tópico que ha surgido durante la crisis y cuya falacia explica por qué una parte de la sociedad no es capaz de entender la realidad de la coyuntura en sus términos objetivos. "Si los políticos devolvieran el dinero que robaron, habría para todo", dicen. Pero el problema del déficit es permanente y estructural no depende de la corrupción ocasional, por grande que haya sido: podría arreglar las cuentas de un año, o dos si quieren, pero no las del siguiente.

Y ya ven, he encontrado únicamente una respuesta razonable en algunos jubilados asturianos, aquellos que declaraban en LA NUEVA ESPAÑA del 11 de enero del presente que "quien gane más que aporte más por las medicinas". Mucho más razonable, sin duda, que la de los partidos políticos. Y mucho más en la tradición socialdemócrata que aquellos a quienes algunos de ellos tal vez voten.

Por cierto, unos cuantos centenares de miles de personas, jubilados de las denominadas Clases Pasivas del Estado, afiliados a MUFACE, vienen pagando, desde siempre, el 30% del total de sus medicinas, sin tope alguno en razón de los ingresos o del gasto. ¿Han oído ustedes hablar ni una sola vez de ello a nuestros justicieros partidos políticos? Ni la más mínima consideración.

Así, entre la ignorancia, la demagogia y la mentira transcurre nuestra vida política. Con gran éxito, por cierto, para quienes practican esas conductas.

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