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Alberto Menéndez

Confianza y determinación

Pasito a pasito y sin alharacas el Oviedo se está asentando en la parte alta de la clasificación. Se está acostumbrando a ganar, lo que les está dando confianza a sus jugadores, como quedó demostrado en el partido de ayer ante el Getafe. Si hay algo que destaca sobremanera en el comportamiento del equipo azul fue su determinación a la hora de dar un paso al frente en busca del triunfo, su viveza en la parte final del encuentro, algo a lo que no está acostumbrada la afición oviedista en lo que va de temporada. Hierro y sus muchachos creyeron en sus posibilidades y por eso sacaron adelante los tres puntos en el último minuto. No es que crearan demasiadas oportunidades, pero achucharon al rival hasta encontrar el premio del gol de la victoria, que además fue un gran tanto.

Da la sensación de que el Oviedo ha ganado con las incorporaciones de las últimas semanas, no sólo de los recién llegados sino también de los que estaban extrañamente marginados y que han adquirido protagonismo, como es el caso de Diegui o de Jonathan Vila (aunque éste ayer estuvo ausente a causa de una lesión), que le han dado mayor consistencia defensiva al equipo. Por ejemplo, el Getafe no originó una oportunidad clara de gol hasta el minuto 41, si se exceptúa un tiro directo lanzado con mucho peligro por Damián tras una falta cometida tontamente por Rocha.

No es que el Oviedo tuviera el control del juego en la primera parte, pero sí que tenía bastante bien amarrados a los peligrosos jugadores madrileños. El panorama, como ya viene haciéndose norma, cambió en los primeros minutos del segundo tiempo. El Getafe se hizo dueño absoluto del juego, pero con la diferencia respecto a la primera fase de que comenzó a crear ocasiones de gol. Y no sólo empató sino que pudo haberse adelantado en el marcador.

Todo esto sucedió hasta que el Oviedo dio un paso al frente y tiró de casta y de dominado pasó a dominador. Bien es cierto que ello fue posible gracias al evidente cansancio de los jugadores más desequilibrantes del equipo contrario; que obligó a su entrenador, José Bordalás, a hacer unos cambios que con el paso del tiempo se demostraron muy desacertados. Por el contrario, los realizados por Fernando Hierro no sólo dieron más vigor al conjunto sino que resultaron capitales para la victoria. Erice, primer recambio de ayer de Hierro, resultó providencial. Pero, cuidado, que marcase un precioso tanto no le da derecho a nada. Menos mal que estaba allí Michu para evitar que las cosas fueran a mayores, que hubiera habido un auténtico desaguisado cuando de lo que se trataba era de vivir un momento feliz con la afición.

Individualmente, a celebrar sobre todo (al margen del gol de Erice, por supuesto) el excelente partido de Susaeta, en un gran momento de forma tanto técnico como físico. Y esperar que Saúl Berjón sea menos intermitente. En el momento que lo consiga, con su calidad, seguro de Toché y el Oviedo se lo agradecerán.

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