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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

El corro de la patata

No están los paisanos de Monteana, la mayoría de ellos metidos en años, para ponerse a jugar a estas alturas al corro de la patata. Peor aún si el corro en cuestión circunda una pira en la que ardan cientos de kilos del tubérculo carcomido por la polilla guatemalteca, que es un bicho que procede de Centroamérica al que los excesos de la globalización le da alas. Y que pasa desapercibida porque viaja en clase turista.

Al corro de la patata comeremos ensalada. No le va a quedar otra al paisano de Monteana que hacerse vegano, a la vista del precio del bistec y del pescado fresco. Y de postre, naranjitas y limones, que previenen el escorbuto. La patata, ni probarla, que lleva gusano dentro. Gusano minero, al parecer, vista la afición que el bicho muestra a excavar galerías en el interior del fruto afectado por la plaga. De aparecer una mutación autóctona en Gijón habrá que bautizarla como polilla de La Camocha o polilla de los Felgueroso.

Es insecto promiscuo este nativo de Guatemala, ya que las hembras arrojan 170 huevos por puesta; de ahí la rapidez de su expansión y la amenaza creciente de dejar cada tubérculo convertido en un colador, con más agujeros que un queso gruyère.

El corro de la patata termina con "achupé, achupé", que es término del castellano antiguo que proviene de los estornudos que expelían los enfermos de peste negra. Igual de negra tiene a la patata esta peste agrícola de procedencia gallega o canaria. Por fortuna, en Monteana son papas contadas esta papa caliente que a los técnicos de Medio Rural les quema en las manos.

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