El concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Gijón, persona a la que hay que tener por su talante abierto y dialogante en elevada consideración, quiso responder con datos a una información de este periódico en la que vecinos y hosteleros del entorno del parque de Begoña denunciaban actos vandálicos y conflictos protagonizados por grupos de chavales -muchos de ellos menores de edad, a decir de los afectados- durante los fines de semana.
Según la versión del edil, avalada con datos de la Policía Local, desde el 1 de enero hasta esta misma semana sólo se habían producido once denuncias en ese entorno urbano y no todas relacionadas con pandillas de jóvenes, pese al inquietante testimonio de trabajadores de una conocida hamburguesería que han sufrido durante las últimas semanas frecuentes vejaciones por parte de menores, según su propio testimonio.
El escrito de la concejalía relata llamadas de vecinos alertando de "botellones", fumata de porros en espacios públicos y portales, lanzamiento de petardos, y cante jondo y palmas a horas intempestivas. Y en la mayoría de los casos señala que cuando llegaron los agentes nada había. Y nada se pudo hacer, por tanto.
Se me ocurre una reflexión al respecto. ¿Qué interés pueden tener los vecinos en denunciar hechos inexistentes? Ninguno. Las denuncias son absolutamente creíbles. En ese caso habría que hacerse otra pregunta: ¿cuánto tardan los agentes en llegar al lugar de autos, para confirmar, en tiempo y forma, la veracidad de los hechos denunciados? Usted dirá...
