Javier Fernández le tenía ganas a Pablo Iglesias. Los diputados de Podemos en la Junta General del Principado ya los tiene muy vistos y a ellos se ha enfrentado dialécticamente en numerosas ocasiones, con citas literarias y referencias cultas por medio. Pero hasta ahora el presidente de la gestora del PSOE y presidente autonómico en Asturias no se había dirigido de forma tan directa al secretario general de Podemos.
Quienes conocen a Javier Fernández, que en las distancias cortas no reprime las expresiones propias de la cuenca minera a las que un asturiano acostumbra, saben que el contenido de la carta dirigida a Pablo Iglesias demuestra mucha contención. Y más cuando estos mismos días Podemos anunciaba la presencia en Asturias del "tramabús", en el que señalaba de forma directa al presidente asturiano, utilizando una de esas carambolas a las que tanto acostumbran los podemistas, capaces de sacar a la mínima cualquier alusión a los supuestos escándalos del exsindicalista Fernández Villa o del puerto gijonés de El Musel para tratar de buscar las cosquillas al presidente de la gestora y, de paso, ganarse un titular nacional.
La referencia al francés Jean-Luc Mélenchon tiene también su enjundia. Javier Fernández recalca que la neutralidad es a veces complicidad: es decir, que ante ciertas cosas como el auge de populismos de extrema derecha en Europa (y más conociendo nuestra historia) no caben medias tintas ni juegos tácticos. En Asturias, por ejemplo, Podemos prefirió dar el gobierno de Gijón al partido de Álvarez-Cascos que a una posible alianza PSOE-IU y los socialistas se han cansado de afeárselo a los morados.
