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Presidenta de la Asociación de Usuarios de la Sanidad (Asencro)

Fusiones celulares

En defensa de Carlos López Otín para el premio "Princesa"

He pensado mucho escribir estas palabras. Había decidido que no diría nada al respecto en ningún medio de comunicación, pero han sido tantas las palabras incalificables que he leído en mis muros, en las redes, que no voy a guardar silencio, me es totalmente imposible. Es amarga la verdad?

Carlos López Otín y su equipo, quiero recalcar la palabra equipo, han puesto el nombre de Asturias en el mapa de la ciencia a nivel mundial. Como bien explicó Pablo Álvarez, por lo que no será necesario incidir en ello, su laboratorio recibe a pacientes a cambio de nada. Pacientes que buscan una esperanza, pacientes que si no esperanza, sí reciben palabras de alivio y de consuelo, recalco que a cambio de nada. Y el consuelo, en estos casos, extremos, es esperanza?

Las ondas gravitacionales son un tema que supera la palabra interesante: pueden dar mucho que hablar, más aun en el futuro. Cuerpos cuya masa desprenden energía, las ondas? El sonar? Apasionante. Lo sigo desde hace años y seguiré haciéndolo. Pero hoy toca hablar de CLO, las iniciales de un ser humano al que yo no admiro, admiro lo que hace y cómo lo hace. Eso, lo que hace es de lo que se trata aquí. Lo definí en su día: magia desde la invisibilidad. López Otín es un lujo que gracias al amor, como él tantas veces manifiesta, vive y trabaja en Asturias. Y no se va, y lucha, investiga, busca financiación en un país en el que hablar de I+D queda para las palabras bonitas y discursos de políticos que casi nunca suelen cumplir lo que prometen y menos en este tema. CLO ayuda a salvar la vida de miles, millones de seres humanos en el mundo. Con sus investigaciones, formando a nuevos científicos que seguirán el día de mañana su tarea con el mismo entusiasmo. Pero a Carlos López Otín no le conceden el "Princesa de Asturias", nunca. No recuerdo ni las veces que lo han presentado. La última, avalado por seis premios nobeles, pero ni eso es suficiente.

Dejo de hablar del doctor López Otín y directamente me dirijo a los que rigen esa Fundación que tan bien conozco desde su mismísimo nacimiento; los motivos por los que nació, etc. Quiero decirle a la Fundación Princesa de Asturias que me da vergüenza, vergüenza como asturiana, vergüenza como persona y que a ellos debería dársela también. No sólo los méritos del científico son notables y por supuesto merecedores de ese galardón, que realmente no creo necesite, es notable su esfuerzo por llevar el nombre de Asturias por todo el mundo. Es notable su persistencia en el trabajo, es notable por no irse dando un portazo (yo lo haría). Todo ello debería dar que pensar a los que rigen los destinos de una Fundación que lleva el nombre de una Princesa. Lógico es que no se conceda a nadie galardón semejante por ser bueno, honesto, trabajador? Pero es de una visión nula negárselo una y otra vez sin pensar que pueda irse de esta tierra. ¿La Fundación ha pensado en esto? Como digo yo vi nacer esa Fundación y fue algo hermoso. Gracias a ella merendé durante más de dos horas con Luis Leloir sin saber que era un Premio Nobel. Gracias a ella guardé la amistad de don Luis durante años. Y no sólo del señor Leloir, lo pongo como simple ejemplo. Sin más, tornó la cosa en algo parecido a una feria de vanidades en las que las aglomeraciones, las galas de fiesta, el ver y que te viesen parecían lo más importante. Con ver esa alfombra roja anual es suficiente para entender a qué me refiero, en ocasiones causa sonrojo. No parece una gala en la que se entregan premios a los que con su esfuerzo, saber y tesón hacen dar grandes pasos a la humanidad, parece más bien otra cosa más frívola y muy poco académica...

Andan los tibios con cuidado de no citar en este sangrante tema a la Fundación Princesa de Asturias, supongo que temen el mando en plaza que pueda tener. A mí los mando en plaza, cuando no me gusta cómo actúan, ni me asustan ni me hacen ser tibia o moderada. Por ello, como ciudadana de este Principado, declaro que me parece que mal camino lleva la Fundación. Que no se puede andar ignorando a los que luchan por la vida ajena desde un laboratorio. A los que son proclamados sabios fuera de nuestras fronteras y ninguneados aquí. No querrán los Premios "Princesa de Asturias" parecerse a determinados premios literarios, pero camino de ello van. No querrán tampoco los señores Patronos de esa Fundación que el pueblo de Asturias piense que esos galardones son más de cara al exterior, a vender imágenes que puedan convenir a lo que sea, no precisamente a nuestra magna ciencia, que a premiar a quien lo merece. Pero estamos empezando a pensarlo y no se piensen que este escrito lo firma un miembro de un partido revolucionario (de todo voy a escuchar por firmarlo) y que pretendo que los Premios los vote el pueblo. Cuídese quien tenga tentaciones de responder cosa semejante ya que responderé, no tenga duda ninguna alta instancia, del Rey abajo, ninguno tenga duda de que lo haré a la menor falta de respeto a mi opinión, suficientes he sufrido estos días en las redes sociales por parte de los pelotas de turno del poder o lo que ellos piensan poder. Fundamentada y muy moderada opinión la que expongo en este escrito. El pensamiento es libre, eso dicen, y no lo transcribiré, sería brutal. Tiene su Majestad la Reina, madre de la Princesa, buenos amigos asturianos que alguno le envíe lo que escribo, y tampoco quede duda de que si mañana mismo se abriese una campaña de firmas en internet, llegarían miles de todos los lugares del mundo.

Mi más profundo agradecimiento al doctor Carlos López Otín por seguir en Asturias, por seguir trabajando, investigando, ayudándonos a entendernos mejor, a vivir más y mejor. Mi más profundo sentimiento de ánimo y aliento a su equipo, a su familia y a su círculo más cercano. Gracias por resistir y ser como son ustedes.

A mí me gustan las fusiones celulares, y estos días, el pueblo de Asturias ha logrado la fusión celular perfecta con Carlos López Otín. Cosa que debería empezar a tener en cuenta la Fundación de la heredera al Trono de España.

No pido yo que sean como el memorioso, pero un mínimo, un mínimo?

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