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Xuan Xosé Sánchez Vicente

Mejor, monos rijosos

Con frecuencia, los gobernantes legislan sin saber las consecuencias

Es tan indignante como sintomático de las manos en que estamos. Dos ejemplos nada más. Uno: el Ayuntamiento de la capital, empujado por su discurso robinhoodesco de desplumar a los ricos, decide subir el IBI de las propiedades con valor catastral superior al millón de euros. Pero, ¡oh sorpresa!, resulta que no todas las propiedades con ese valor catastral son de Juan sin Tierra. Muchas son de los campesinos a quienes dicen defender: las constituyen, por ejemplo, comunidades de vecinos que no tienen hecha la partición horizontal. Ya saben: gritos, protestas, molestias, reclamaciones y la promesa de que el año que viene se cambiará el umbral de asalto robinhoodesco. De momento, a apurrir.

Segundo: de repente, nuestras autoridades descubren que nos hemos metido en un lío de los gordos con la salud. Las de aquí y las de allí decidieron en su día que había que eliminar a los médicos a partir de los 65 años. La razón de fondo fue la de ahorrar costos (los mayores acumulan devengos debidos al tiempo en ejercicio), aunque se vistió con los ropajes del progresismo. Y ahora descubren que no va a haber médicos para sustituir a los expulsos. He aquí a nuestro Consejero, señor Del Busto: "La falta de médicos será importante a partir de 2019".

¡Probes, equivocáronse! Y no son los únicos. Si ustedes revisan los boletines oficiales observarán que con frecuencia aparecen "correcciones de errores" que no son rectificaciones de erratas, sino del contenido, porque se legisló mal. ¡Y cuántas veces, como en los dos casos anteriores, se legisla sin saber sobre qué o qué se legisla! Y sin rectificaciones.

Una pandilla de monos rijosos golpeando con sus miembros las teclas de un ordenador producirían secuencias más acordes con la realidad que la mayoría de nuestros legisladores o gobernantes, muchos de los cuales, como personas o como partidos, sin ser acéfalos, carecen de la cabeza.

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