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ERA / ¿Y fue?

1-ERA

El equipo y los objetivos del trabajo "Estrategias para la Reindustrialización de Asturias"

Estaba en los cursos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) cuando, en un día de verano de hace ya veinticinco años, recibí la llamada del entonces presidente del Principado, Juan Luís Rodríguez-Vigil, que (con la determinación y premura propias de Juan Luis) me urgía a vernos esa misma tarde para hablar de un importante proyecto.

Entre clase y clase hice la ruta de ida y vuelta Santander-Oviedo para la cita, a la que me acompañó Rodolfo Gutiérrez. Juan Luis nos contó que, ante la situación, las incertidumbres y los desafíos del momento, quería hacer algo así como el estudio "definitivo" sobre la economía asturiana y sus estrategias de futuro. Para el empeño contaba, gracias a los oficios de Nacho Quintana, con la colaboración de uno de los académicos españoles de mayor reconocimiento internacional, el profesor Manuel Castells, quien, con muy buen criterio, había pedido disponer de un equipo de trabajo en el que figurasen economistas y académicos asturianos, cuya coordinación se me encargó.

En las semanas siguientes se cerraron acuerdos con la Universidad de Oviedo, el Instituto de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid y el Berkeley Roundtable on the International Economy de la Universidad de California, para poner en marcha el proyecto, apoyado por la Caja de Ahorros de Asturias, y se constituyó el grupo de trabajo, que tuvo un carácter multidisciplinar y quedó compuesto a modo de una especie de "tripartito", con representación internacional, nacional y asturiana.

En la parte internacional cabría incluir al propio Manuel Castells, entonces en la Universidad de California Berkeley, y Stephen S. Cohen, un prestigioso académico de esa misma universidad. En la parte nacional se contaba con Juan Luis de Zárraga, sociólogo y director del Grupo Metis, y dos reputados especialistas en economía y política industrial de la Universidad Complutense, los profesores Rafael Myro y Rosario Gandoy. Y la parte asturiana, la más numerosa, integró la colaboración de SADEI, a través de Rosa González Corugedo y se nutrió principalmente de la Universidad de Oviedo, con la geógrafa Paz Benito del Pozo y los catedráticos de sociología y de economía de la empresa, Rodolfo Gutiérrez Palacios y Esteban Fernández Sánchez, además de mi mismo. A ese núcleo inicial se fueron sumando otras muchas contribuciones puntuales, especialmente de profesores de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Y desde el lado de la Presidencia del Principado donde entonces trabajaba, el equipo se completó con Alberto González Menéndez, el actual director general de FADE.

Con esos antecedentes arrancó la historia de un estudio que sería muy prolija de relatar, que resultó larga, intensa y sobre todo estimulante y que nos permitió trabajar con total independencia y me parece que también con alguna creatividad. Lo primero, nos dijo Castells con su contrastada experiencia, era poner nombre al proyecto, bautizarlo con un título que lo hiciese reconocible y que fuese expresivo a la vez de la intención que se perseguía, y de ahí surgieron las siglas del ERA, "Estrategias para la Reindustrialización de Asturias".

El propósito quedaba claro. Aunque el estudio partía de un riguroso y amplio diagnóstico de la situación de una economía asturiana que transitaba por momentos de declive y dura reconversión, el proyecto estaba concebido para poner el énfasis en la reindustrialización y para pergeñar las orientaciones que permitiesen a nuestra economía "avanzar por el complejo camino del cambio estructural" y explorar estrategias susceptibles de situar a Asturias en posición competitiva y de impulsar su desarrollo.

Aunque la radiografía fuese sobre la economía asturiana, se puso la mirada en las experiencias europeas de reindustrialización en zonas como País de Gales, Nord Pas de Calais, Wallonia o El Ruhr. Y aunque primasen los análisis de carácter científico, se buscó el equilibrio con la orientación hacia la acción política regional y se trató de propiciar un esfuerzo de reflexión que se extendiese a amplios sectores de la economía asturiana y que se tradujo en múltiples reuniones y contactos con representantes empresariales, sindicales, institucionales y sociales.

A lo largo de dos años se sucedieron esos trabajos y contactos, las reuniones periódicas, las labores de recopilación de datos, de análisis, de realización de encuestas, de reflexión y discusión, de elaboración de informes enfocados a diseñar estrategias para la reindustrialización y el desarrollo económico de Asturias. Esos estudios, que abarcaron el análisis no solo del conjunto de la región sino también las perspectivas sectorial, territorial, institucional y de la cultura y mentalidades, se plasmaron en 25 monografías (encuadernadas en azul Principado y que apiladas forman el montón más elevado de todos mis archivos) y dieron lugar a un libro de síntesis de cerca de 800 páginas publicado en la editorial Cívitas en 1994.

Cuando finalmente presentamos el trabajo (ya bajo la presidencia de Antonio Trevín, que desde el primer momento dio continuidad y apoyó con entusiasmo el proyecto), hubo desde luego muchos que supieron valorarlo, pero no faltaron los que prefirieron ignorarlo o los agoreros de siempre (representativos, por cierto, de alguno de los males que destacábamos en el estudio) que se inclinaron por descalificar un estudio que creo modestamente que marcó un hito por su rigor, contenidos y propuestas, que ha crecido con el paso del tiempo y que se ha ganado un destacado lugar en la historia de los análisis sobre la economía asturiana.

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