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Alberto Menéndez

Algo parecido a la ingratitud

El cambio de ciclo en la FSA y el balance de la gestión anterior

Hace diecisiete años el por entonces secretario general de la Federación Socialista Asturiana (FSA), Luis Martínez Noval, se vio obligado a dejar el cargo después de tres quinquenios al frente de la organización. Y lo hizo por la puerta de atrás, asumiendo toda la responsabilidad de una muy grave crisis interna que protagonizaron de forma estelar el líder del sector del SOMA-UGT, es decir, el capo de las agrupaciones socialistas de las cuencas mineras, José Ángel Fernández, y el ya en aquel momento presidente del Principado (y con anterioridad alcalde de Gijón), Vicente Álvarez Areces. Lo peor de todo aquel polémico episodio es que acabó derivando en una insensata lucha por el control de la Caja de Ahorros de Asturias, politizada hasta extremos insospechados.

Lo cierto es que de todos los principales actores de aquel vodevil político el que peor parado salió fue sin lugar a dudas Martínez Noval, un hombre de partido riguroso y serio al que no dudaron en sacrificar sus correligionarios, mientras que tanto Fernández Villa como Álvarez Areces continuaron en la primera línea de la vida pública, uno como jefe del ejecutivo durante once años más y el otro como gran muñidor de la actividad político-sindical de la región hasta que le llegó el final por todos conocido.

Ahora le ha tocado a Javier Fernández. Tras diecisiete años al frente de la FSA la irrupción de Pedro Sánchez en la política española le ha dejado apartado, como olvidado por sus propios compañeros de partido. Una cosa es que el presidente del Principado haya decidido dar un paso atrás y no ser un estorbo en el cambio de rumbo de la organización, tanto federal como regional, y otra es que los nuevos dirigentes del PSOE propicien ese aislamiento. Al menos esa es la imagen que dan desde el aparato federal de la organización. Tanto en el caso de Martínez Noval como en el de Javier Fernández es como si no hubiese un pasado, como si ni uno ni otro no tuvieran gestión (y mucha) a sus espaldas

Afirmó ayer el nuevo secretario regional del PSOE, Adrián Barbón, que apuesta por "una FSA dinámica, abierta, muy pegada a la realidad de la calle y muy cercana al territorio". Sí, son frases hechas, pero quizás no estaría de más que el nuevo líder de los socialistas asturianos pensase más y mejor lo que dice, porque qué es que la FSA encabezada por Javier Fernández no era dinámica, ni abierta, ni estaba pegada a la realidad de la calle y cercana al territorio. ¿O es lo que piensa realmente Barbón?

La FSA tiene un nuevo secretario general, pero el Principado continúa teniendo el mismo presidente. Dos socialistas, en principado, condenados a entenderse. Pero para ello parece de cajón que quien llega de nuevo acepte que el pasado existe, en lo bueno y en lo malo, y que diecisiete años como secretario general de una organización son muchos. No todo se debe circunscribir a un año ni a unas disputas internas, por muy agrias que éstas hayan sido. Quizás alguien, y no precisamente Adrián Barbón, esté pensando en pasar factura a Javier Fernández y su gente. Si es así el nuevo secretario general de la FSA debería hacer recapacitar a quien así opinase y pensar mucho lo que se hace desde la nueva dirección antes de seguir embarcada en una guerra sin sentido.

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