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Sol y sombra

El "sentidiño" y la "rauxa"

Una mala interpretación de la democracia de quienes la piden

Rajoy, con todas las cartas del juego ya repartidas, se ha sentado a la mesa para pedir "sentidiño" a la Generalitat. El modesto "sentidiño" de un gallego equivaldría al "seny" perdido de un catalán en estos tiempos en los que se ha apoderado de Cataluña la "rauxa", que es precisamente todo lo contrario a la cordura.

El registrador pontevedrés de la propiedad está jugando unas manos coercitivas algo tarde, acompañado de socios constitucionales no del todo fiables, tratando de cortocircuitar los movimientos de unos iluminados bandarras que se saltan la ley todos los días con la excusa victimista de que no les dejan votar. Últimamente, el Gobierno se ha puesto en un escenario de indultos a cambio de cierta normalidad institucional después de 1-O. Pero el problema es que no sabemos qué va a pasar el 1-O, ni el 2-O, si es que se va a romper algo más: por ahora es una adivinanza envuelta en un misterio, dentro de un enigma.

Pablo Iglesias, en una ambigüedad calculada que sitúa a Podemos cerca de la alcaldesa de Barcelona y de los cabecillas del motín, quiere explotar una tercera vía oportunista. Intenta un referéndum pactado a espaldas de una reforma constitucional como es debido. Es decir, para que voten los catalanes pretende impedir que el resto de los españoles decida sobre el futuro de España. ¿Tanto cuesta entender que para celebrar una consulta independentista debe ser el conjunto de la nación el que se pronuncie sobre las obligadas reformas? Hasta un mono escribiría a mano la Biblia si se le da tiempo, pero algunos de nuestros políticos son incapaces de comprender que sin legalidad la democracia carece de cualquier sentido.

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