Nadie sabe que ocurrirá a nivel municipal en Gijón en los próximos meses -probablemente nada-, pero sobre el tablero político local se han situado nuevas piezas que podrían alterar la situación. El triunfo de los sanchistas en las primarias de la Federación Socialista Asturiana ha provocado una catarata de reacciones, la mayoría de ellas poco favorables al "statu quo" regional de ese partido. Y no habría que desdeñar el alcance local del terremoto que se avecina si al final se obliga a pasar a los perdedores por las horcas caudinas.
Preguntado Adrián Barbón, el día después de que las campanas airearan su aleluya dominical, por la situación política de Gijón, respondió contundente: "Es algo inconcebible, que nadie entiende". Lo que Barbón entiende que no entiende nadie es que riñas intestinas y lejanas cuitas impidieran un gobierno mayoritario de izquierdas en la ciudad más poblada de la región, al modo en que se hizo en Oviedo, con mayor o menor suerte y gloria.
Teniendo en cuenta que ahora es Barbón quien manda en el partido; que su contrincante electoral es portavoz municipal del PSOE y presidente de la gestora; y que los nuevos aires en las sedes socialistas soplan hacia la comunión con las otras fuerzas afines, ¿cabe la posibilidad de que se suspenda la gestora y se sustituya esa provisionalidad por personas más afines al nuevo secretario general ? ¿Pedirá Barbón a José María Pérez que vuelva a tender puentes? Y lo que es más importante, ¿cree Barbón que Xixón Sí Puede se va a apear a estas alturas de un pollino sobre el que cabalga descansadamente, sin sobresaltos?
