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andres montes

España nos mata

Formas directas de disipar las dudas del votante soberanista

Oriol Junqueras quiere cegar toda posible sucesión en ERC y por ello designa a la desmañada Marta Rovira como candidata extramuros a la presidencia de la Generalitat en previsión de que se prolongue su estancia en prisión. Un tiempo, el del encarcelamiento, que el exvicepresidente ha transformado en un retiro espiritual, según refleja su segunda epístola desde Estremera.

Rovira, la cara más reciente del tremendismo secesionista, carece de la sutileza vaticana de aquel a quien ha de poner voz, lo que complica su cometido en un contexto delicado, en el que el soberanismo pretende dar señales de unidad pese a su quiebra interna. Tras la cascada de confesiones sobre el carácter simbólico de la república y el reconocimiento de que se trataba de un proyecto imposible, algunas voces del soberanismo alertaron de que la autocrítica tenía el efecto de un harakiri en la boca de las urnas. En el empeño en devolver tensión a los votantes acechados por la duda, Rovira cambió ayer el "España nos roba" por el "España nos mata", aunque sólo fuera como amenaza. Fue la parte sobreactuada de un discurso con el que ERC vuelve sobre sus pasos y aplaza hasta el 22 de diciembre todo lo que no pudo hacer tras el 28 de octubre, como si entre ambos momentos no existiera la ruptura del 155. El Govern depuesto es el hilo conductor de una historia que debe retomarse tras un triunfo electoral que ya dan por hecho y del que sólo falta conocer el grado.

El PDeCAT coincide con ese planteamiento pero le sobran, quizá porque se anticipan poco propicias, las urnas. Defiende que Puigdemont vuelva a la presidencia de la Generalitat aunque la lista que encabece, compuesta a su manera y sin concurrencia del que todavía se supone que es su partido, quede por detrás de otras candidaturas independentistas. Los antiguos convergentes insisten, pese al fracaso de 2015, en atribuir a los autonómicas de diciembre un sentido plebiscitario, lo que puede leerse como un reproche de los suyos al expresidente huido: si se trataba de refrendar el resultado de la consulta de octubre, ¿por qué no convocó las elecciones el propio Puigdemont cuando pudo?

Los comicios de diciembre son para el secesionismo la posibilidad de una reafirmación y a la vez ilegítimas. La CUP lo dice de forma abierta y los demás de una manera oblicua al defender como único Govern legítimo al destituido en octubre, algo que Junqueras nunca se atrevería a sostener ante una juez si quiere salir de la cárcel.

En esa deslegitimación anticipada está la vacuna contra la posibilidad de que las expectativas del soberanismo fracasen de nuevo en diciembre. Sólo aceptarán una victoria y cualquier otro resultado será achacable a que jugaban con el reglamento en contra.

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