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Vicente Montes

Apuntes De Mecánica Política

Vicente Montes

Barbón remarca su poder

El secretario general de la FSA asienta su hegemonía territorial y deja claro que no admite disonancias en el Gobierno Toque de atención a Lastra; guante blanco a Fernández

Pocas sorpresas políticas cabe esperar de lo que queda de legislatura en Asturias. Y más cuando ha quedado claro que el gobierno de Javier Fernández y el partido que dirige Adrián Barbón van cada uno por su senda tratando de no tropezarse. El pasado viernes Barbón no dudó en dejar claro que las mayorías en el PSOE asturiano han cambiado y que no consentirá voces discrepantes del Ejecutivo de Javier Fernández. De sobra es conocido que la financiación autonómica, esto es, el reparto del dinero que el Estado asigna a los territorios, es un asunto esencial para el presidente del Principado. La aprobación de la reforma del cupo vasco (que rebaja de manera considerable lo que esa autonomía aporta a las arcas del Estado por los servicios que presta), no gusta a una parte del PSOE asturiano. Y menos, que se haya conseguido con los votos de los socialistas.

Javier Fernández ha sido cauto al referirse al asunto, evitando cualquier comentario que pueda parecer un reproche a la posición del PSOE pero, también, poniendo el acento sobre ella precisamente al soslayarla. A veces los silencios también dicen.

Fernando Lastra, consejero de Infraestructuras y otrora portavoz del PSOE en la Junta, no se anduvo con remilgos y dijo a las claras que el apoyo del PSOE a la modificación del cupo vasco beneficiaba al Partido Popular, ya que logró sacar adelante los presupuestos generales gracias al PNV. En cierto modo, es casi una evidencia de perogrullo porque, si el PSOE bendice la reforma financiera para Euskadi que permitió a los nacionalistas respaldar las cuentas del PP, ¿no está en esencia aliviando a los populares?

En política pocas veces las cosas son blancas o negras, sino que encierran matices que obligan a medir bien el discurso; de ahí que Sánchez llamase a los barones para trasladarles la respuesta de manual de culpar al PP del retraso en activar la negociación de las cuentas del resto de comunidades (¿cómo va a hacerse ahora cuando queda por resolver qué ocurre en Cataluña?) y obviar cualquier referencia a si el cupo vasco debería haberse discutido en medio de la pelea de las comunidades por sus fondos.

Al margen de todo esto, el toque de atención de Adrián Barbón a Fernando Lastra (salvando a Javier Fernández) evidencia que el líder de la FSA no va a amilanarse a la hora de dejar claros los nuevos signos del partido. Barbón afirmó que las críticas de Lastra habían encendido a parte de la militancia (otra hay, menor, que le hubiese aplaudido), y dejó claro que en estos tiempos el "emponderamiento" del afiliado obliga a escucharle.

Barbón no quiere un enfrentamiento con el gobierno: más bien que el Ejecutivo y el partido pasen como si no se conocieran en lo que queda de legislatura. Pero está claro que después de las autonómicas las riendas del PSOE, la voz única, estará en manos de los sanchistas. Y eso quedará meridianamente claro tras los procesos congresuales municipales, en las que los afines a Barbón han marcado casi todo el territorio, con pocas excepciones. Aun en el hipotético caso de que los oficialistas de Javier Fernández se presentasen a las primarias para designar al candidato autonómico, ¿no corresponde al partido elaborar el resto de la lista y, en caso de gobernar, conformar el Ejecutivo?

Dicho esto, la misión del secretario general del PSOE es defender los intereses de su federación. Ya lo hizo Barbón al alzar la voz contra el cierre anticipado de las térmicas que votó su partido en el Congreso. La financiación autonómica es clave para el Principado y la posición del Gobierno en esta materia tiene su coherencia: cualquier negociación "especial" de dinero repercutirá en el resto de autonomías, y debe primar la idea de que todos los españoles logran, con independencia de donde vivan, iguales prestaciones. Eso obliga a ajustes, pero no debe acuñar privilegios.

El riesgo para el PSOE y Asturias es que lo que queda de legislatura sea un largo estertor. La actitud de evitar choques impedirá que el partido se meta en los terrenos del Ejecutivo. "Se necesita un giro político en el último año", dicen en la dirección socialista. ¿Relevos en el gobierno? No parece Javier Fernández muy dispuesto a ello. Su última "renovación" fue incorporar a Fernando Lastra, que ha demostrado una actividad encomiable y reconocida por distintos sectores. Ha logrado desatascar asuntos enquistados en la Consejería, pero el cambio no ha engrasado la relación con el partido.

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