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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Platón en Siracusa

Ejemplos de profesores que inculcan al alumno el valor de pensar

Eduardo Infante Perulero, profesor de Filosofía de La Salle-San Eutiquio, contaba ayer en broma que por culpa de "la que han liado mis alumnos", a los que incitó a llenar de mensajes de contenido filosófico escritos a mano monumentos y lugares emblemáticos de Gijón, podría haber pasado la noche en el cuartelillo "cuan Platón en Siracusa".

A los alumnos del viejo BUP y COU algunos profesores de Filosofía nos enseñaron a pensar, a hacernos preguntas más allá de lo inmediato y lo irrisorio. Nos pusieron sobre la mesa libros que dejaron poso en el intelecto, conversaciones que nos ayudaron a crecer y a ser como somos; y en algunos casos, a creer en lo que creemos o a desconfiar de lo que creíamos.

En una entrevista de hace unos meses en este periódico, el joven profesor Infante, con trazas de clásico, decía que los libros de texto de Filosofía eran deliberadamente aburridos para que el alumno no piense. Puede tener razón, de ahí su gusto por los talleres y por iniciativas como la reciente de llenar la ciudad de mensajes filosóficos. De mi libro de Historia de la Filosofía recuerdo que me sorprendía que la mayoría de los filósofos eran tipos muy feos, tal como los retrataba Nietzsche en el prólogo de "Más allá del bien y del mal". Al admitir que la verdad es mujer, esos señores físicamente tan poco agraciados idearon sistemas en torno a la verdad como femenino absoluto tras fracasar en la conquista de mujeres de carne y hueso. Por lo demás, profesor Infante, me encantaría asistir a una de sus clases, de oyente.

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