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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Lectura y magisterio

Ni el mejor profesor del mundo tiene la llave para encender el talento

Cada una de las lecturas que hacemos puede dejar en nosotros un poso imperecedero, un recuerdo imborrable. En cada libro que leí gusté de subrayar frases que me han acompañado en el camino de la vida, que han dado pie a artículos y pareceres, a reflexiones minúsculas que aparecen en momentos inesperados o sirvieron de arranque a una extensa conferencia. Tal era su enjundia y la pasión que despertó en el lector ávido.

El periodismo es un ejercicio diario de magisterio. Enseñamos lo que aprendimos; tratamos de perpetuar la llama del fuego que recogimos de nuestros mayores, de los que nos marcaron el camino. De cuantos me precedieron aprendí lo que se debe y lo que no se debe hacer en el oficio. "Bebe del pozo y deja tu puesto a otro" era una frase que pronunciaban los nómadas de las caravanas del desierto del Sahara, que leí en "La España invertebrada", de Ortega y Gasset. Bebí sobradamente y procuro que el cubo de agua fresca calme ahora la sed de los que me sucederán, con ganas legítimas de beberse el mundo.

Ocurre que ningún sistema, ningún profesor del mundo puede crear talento o encender el interruptor de la llave maestra de la excelencia. Todo árbol es madera, pero de un tronco de pino resulta imposible obtener caoba. Se pueden cultivar frutales, pero no estamos capacitados para hacer fruta.

Resulta evidente que el talento no se fabrica, pero cuando se sabe mirar, se puede atisbar con absoluta nitidez. Ni el mejor maestro puede, con un bote de pintura, convertir un pollino en cebra, pero sí alcanza con un par de piedras a encender un fuego.

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