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Javier Cuervo

Un millón

Javier Cuervo

Por seguir en la ilógica

Carles Puigdemont puede regresar a España, ser detenido, encarcelado, excarcelado e investido presidente y hasta ahí podemos leer. Todo eso está dentro del paisaje de la ley, tras el incendio independentista. Lo que está dentro de la ley es raro, pero no tanto como lo que está fuera de la lógica, como hasta ahora. Al que desprecia la lógica, la ley se la fuma. Pasar de la ley está al alcance de un ratero; para despreciar la lógica hay que ver más allá.

De seguir en la ilógica -ajena a la ley, a la verdad y a los hechos-, Puigdemont podría quedar en Bruselas e investirse desde el lugar de su fuga con el muy honorable título de presidente catalán. En la era del teletrabajo y de lo no presencial esto es muy moderno. A TV3 le encantaría; los tertulianos indepes han defendido cosas más difíciles. A Bélgica, tener un independentista más residente en Brujas o en Bruselas, le da igual. Este magnífico país está habitado por independentistas. Manteniendo los mismos apoyos de la vieja ilógica podría tener una Administración en el Palau de la Generalitat, plaça de Sant Jaume.

Si Puigdemont pudo ganar las elecciones desde fuera de Cataluña, podrá gobernar desde fuera de Cataluña. Si escapar a Bruselas fue la forma de internacionalizar el conflicto, gobernar desde Bruselas puede ser la forma de internacionalizar la solución.

También Oriol Junqueras podría vicepresidir desde la cárcel de Estremera. Sin llevar a lo odioso la comparación, si un capo de la droga puede gobernar desde prisión un negocio delictivo internacional, ¿cómo no va a poder un preso dirigir medio Gobierno salido de la legalidad del 155 y de unas elecciones limpias? No parece lógico pero habíamos quedado que no lo era. No parece posible pero ¿parecía posible el "procés"?

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