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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Dinero negro y caja B

El dinero, como el cucho, cuando se amontona huele. Y si los montones acumulan cientos de billetes sucios de la máxima cuantía, el hedor se vuelve tan nauseabundo que es de obligado cumplimiento voltear los pliegos en la lavandería. De esta manera, los mangantes de sumas ilícitas tienden a ponerlo al sol en paraísos fiscales, o lo sepultan en cámaras acorazadas recubiertas de ambientador para esconder el tufillo ruin. Aunque cueste una fortuna limpiar de cada billete los restos de inmundicia, merece la pena el blanqueamiento, como el de los dientes con sarro.

La reciente declaración de Ricardo Costa ante un juez de la Audiencia Nacional, reconociendo que el PP valenciano se financió con dinero negro, ha abierto una semana de sobresaltos para el partido de Rajoy, que persigue a su vez la trama oscura de los dineros del nacionalismo catalán, donde para conseguir obras había que pasar por caja, por la caja B.

Hay mucho que destapar aún sobre la supuesta financiación ilegal de los partidos políticos españoles, de todo signo y pelaje. Costa ha decidido tirar de la manta, una expresión acuñada en el siglo XVI en alusión a unos enormes lienzos colgados en las iglesias donde aparecían escritos los nombres y apellidos de las familias que descendían de judíos conversos. Tirar de la manta significaba entonces investigar posibles falsas conversiones. En el PP de Valencia, bastión en su día de Rajoy, le acaban de hacer al presidente del Gobierno una monumental judiada, un traje como los de Camps. Al gallego habrá de taparle, para que no le empape el chaparrón. Puede echarle por encima una manta zamorana su lugarteniente Maíllo.

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