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Vicente Montes

Apuntes De Mecánica Política

Vicente Montes

Los tres "botones nucleares" de Barbón

El líder de la FSA tiene la última palabra en las primarias, las listas municipales y autonómicas y puede optar por ser candidato atajando cualquier debate interno | "Vienen a laminarnos", dicen los críticos

Tres "armas" tiene el secretario general de la Federación Socialista Asturiana, Adrián Barbón, para ejercer el "control" interno de cara a las próximas elecciones y frenar cualquier movimiento del sector crítico, el que se enfrentó a él mismo en las primarias para elegir nuevo líder del socialismo asturiano después del paso atrás de Javier Fernández.

Los tres "botones nucleares" (el propio Barbón se ha referido así a ellos, según fuentes consultadas) le permiten cortar las posibilidades de los críticos en unas hipotéticas primarias e incluso cercenarlas por completo, y colocar a perfiles de la nueva mayoría en posiciones preferentes en las listas autonómica y municipales.

El nuevo reglamento del PSOE, aprobado el pasado sábado por unanimidad en el comité federal del partido (hay quienes señalan que críticos como José María Pérez o Nino Torre lo votaron), concede más voz en algunas cuestiones a la militancia e incluso su parecer resulta determinante en ocasiones; pero también pone en manos de los secretarios generales grandes posibilidades de intervención.

La tensión que sacude al PSOE asturiano atraviesa uno de los periodos más profundos, al borde de la ruptura. La revelación por LA NUEVA ESPAÑA de la conversación por WhatsApp de dirigentes del PSOE de Mieres y del SOMA en la que se llamaba a boicotear la entrega de un premio a Javier Fernández tiene consecuencias severas en los socialistas.

La más evidente, que constata una quiebra entre el presidente del Principado, Javier Fernández, y una parte de la militancia. Y en especial en la del sindicato minero SOMA, en otro tiempo incuestionable apoyo de Javier Fernández.

"El presidente ya no es sagrado", señalan fuentes socialistas, que afirman que "ha perdido credibilidad" ante parte de la militancia. Si bien hasta ahora la disputa interna se producía de manera visceral entre los nuevos dirigentes sanchistas y los anteriores de la FSA, la crítica salvaba a Javier Fernández. "Es un referente", decían entonces. Esa ha sido precisamente la misma palabra que la vicesecretaria general del PSOE, la asturiana Adriana Lastra, ha empleado para referirse a Javier Fernández tratando de echar agua al fuego interno de la organización. Pero la nueva mayoría está dispuesta a dejar claro quién manda aunque defienda que trabaja "por la unidad del partido", como señaló esta misma semana la secretaria de organización de la FSA, Gimena Llamedo. Restañar las heridas del partido es una tarea complicada, aunque paciente: pero quizás haya miembros difíciles de salvar.

Las espadas siguen en alto en el PSOE asturiano y lo harán al menos hasta las elecciones autonómicas y municipales de 2019. La posibilidad de una confrontación en las primarias alimenta la disposición en bandos, y la estrategia barbonista de que la militancia debe estar movilizada anticipan el ruido de la batalla en el horizonte. Pero Barbón tiene mecanismos para controlar cualquier movimiento en el terreno de juego.

Botón 1.- Las primarias

El nuevo reglamento del PSOE deja en manos de Adrián Barbón la decisión de que, si hay primarias para elegir candidato autonómico, estas se celebren de modo que sólo participen los afiliados o se incluya también a simpatizantes que deberían registrarse en un censo. La opción de las primarias abiertas a simpatizantes es la preferida del sector crítico: considera que así puede sumar al proceso a afines, como militantes de UGT , que podrían incluso llegar a bascular la mayoría del "sanchismo" en Asturias.

Sin embargo, si las primarias se ciñen a los militantes, el mango de la sartén está en manos de los "sanchistas". Demostraron ser mayoría en Asturias en la "restauración" de Pedro Sánchez y en la elección de Barbón, y además cuentan con que el paso del tiempo vaya haciendo que la nueva mayoría sume apoyos. Lo ven, por ejemplo, en la posición de algunos consejeros del Gobierno, que ya han iniciado la maniobra de aproximación a la nueva dirección del partido.

Botón 2.- El candidato

Para mayor seguridad, Barbón tiene un mecanismo que anularía de inmediato cualquier pretensión de los críticos de lanzar un candidato propio para las elecciones autonómicas: presentarse él mismo. Contra el secretario general, nadie: esa es la consigna en todos los ámbitos del PSOE. Hacerlo sería una estrategia suicida.

Son cada vez más las voces internas que piden a Barbón que dé el paso de presentarse como candidato electoral. Sin embargo, él mismo aseguró cuando accedió a la secretaría general de la FSA que no lo haría: que dedicaría su tiempo y esfuerzo a la dirección del partido. Pero los escenarios cambian y a veces hay palabras que dejan de tener validez. Un movimiento de las bases reclamando la candidatura de Barbón tendría grandes posibilidades de prosperar.

Con todo, este "botón" tiene una consecuencia también explosiva para quien lo aprieta. De ser Barbón el candidato y obtener un resultado electoral que no permita una lectura positiva, el sector crítico del partido se le echaría encima.

Botón 3.- Las listas electorales

El reglamento del PSOE establece que serán los militantes los que determinen quiénes conforman las listas electorales y que, además, la ordenen según sus apoyos. Sin embargo, la dirección regional del partido posee la potestad de hacer una ordenación final, atendiendo a sus criterios, que debería justificar, como pudieran ser la paridad o la adecuada representación de ciertos colectivos internos. Este criterio no rige sólo para la lista autonómica, sino también para las municipales. Incluso en aquellos concejos de mayoría "no sanchista", Barbón podrá intervenir en la lista electoral.

Esta circunstancia ya ha levantado las primeras suspicacias entre los críticos: "Podría darse la circunstancia de que un secretario local acabase colocado en un puesto muy bajo, o permitirá que los concejales trabajen más para sí mismos que para el equipo, para garantizarse el apoyo de los afiliados", admiten fuentes municipales de ese sector.

Estas tres herramientas otorgan el mando a un secretario general obligado, además, a guardar los equilibrios necesarios entre sus apoyos. Y sujeto a la olla a presión en que se ha convertido el SOMA: su delicada situación al quedar sin el control de la federación de UGT que le corresponde le ha hecho perder fuerza sindical, de ahí que trate de fijar amarres de influencia política que le permitan seguir siendo un actor esencial en la escena socialista.

La cita de hoy en el cementerio de Mieres, en el homenaje a Manuel Llaneza, puede convertirse en una fecha clave en el devenir próximo del PSOE asturiano. Por primera vez en 17 años estará ausente Javier Fernández: él mismo ha afirmado que no asistirá, molesto con el contenido de la conversación de mensajes revelada por LA NUEVA ESPAÑA. "No voy a ir a los lugares en los que no se me estima o no se me aprecia", dijo el pasado lunes el Presidente asturiano.

A esta situación se suman las primeras chispas entre Ejecutivo y partido, que ya han empezado a saltar en algunas cuestiones como el proyecto del área central que impulsa el consejero de Infraestructuras Fernando Lastra, uno de los nombres que suenan como posible candidato del sector crítico en unas futuras primarias. No obstante otros consejeros, como la de Hacienda, Dolores Carcedo, o la de Servicios Sociales, Pilar Varela, cuentan con el respaldo del partido, con el que la relación es fluida.

El riesgo para los próximos meses está en que los dirigentes socialistas y el Gobierno entren en una escalada de tensión o reproches. Los críticos cada vez son más conscientes de la difícil situación que encaran: "La nueva mayoría viene a laminarnos", aseguran repitiendo una afirmación que desde la vuelta de Pedro Sánchez dan por hecha y como muestra la falta de integración en la nueva ejecutiva de la FSA tras las primarias. Por el otro lado, Barbón esgrime que en su agrupación, Laviana, logró ir sumando apoyos, aumentando las cifras de respaldo en sus sucesivas elecciones. "Con tiempo, la unidad será un hecho", sostienen en la dirección socialista. La mayoría sanchista es consciente de que, teniendo en su mano las herramientas de control y, de paso "tres botones nucleares", la hegemonía está garantizada. Eso sí, siempre que ninguna bomba estalle en la cara.

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