Entrevista | Aarón Zapico Director de "Forma Antiqva"

"España es un país al que le cuesta todavía confiar en sus músicos"

"La representación de ‘La liberazione di Ruggiero dall’isola d’Alcina’ en el Real va a ser uno de los acontecimientos del año en la música clásica"

Aarón Zapico.

Aarón Zapico. / Fermin Rodriguez

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

La formación langreana que dirige Aarón Zapico, "Forma Antiqva", está imparable. Este mes viajará a Reino Unido, para actuar en Cambridge –el 14 de mayo, en el Cambridge Early Music Festival– y en Londres –el 15 de mayo, en el London Festival of Baroque Music–. En junio, del 4 al 9 de junio, estará en Madrid con un proyecto conjunto con el Teatro Real y Teatros del Canal: "La liberazione di Ruggiero dall’isola d’Alcina", una ópera cómica de Francesca Caccini bajo la dirección de escena de Blanca Li. El 24 de abril, "Forma Antiqva" reestrenó en el Auditorio Nacional, en Madrid la ópera "La Silvia", una ópera de Scarlatti que no se escuchaba desde hacía tres siglos.

–Trescientos años sin representarse y varias arias pedidas. ¿Cómo se recompone una pieza así?

–Hemos querido que esta reconstrucción fuera lo más fidedigna posible. Entonces antes de plantear una recomposición de las arias que faltan, antes de contaminar ese espíritu de Scarlatti, lo que hemos hecho ha sido insertar a modo de arias piezas instrumentales del propio Domenico Scarlatti y de su círculo más cerrado, tanto en Nápoles como en Madrid. Con piezas de Pietro Ugolino, de Mele o de Conforto; digamos para que el contexto fuera lo más uniforme posible, con un lenguaje único, y que todos los afectos que puede contener una ópera (amor, desamor, batalla, lucha, etc) estuvieran retratados en las propias arias de Scarlatti o en los añadidos instrumentales.

–¿El público contemporáneo escuchará la obra tal y como sonaba en el siglo XVIII?

–Es una pregunta que no tiene respuesta y que nosotros ni siquiera nos planteamos. El proceso de recuperación patrimonial no es un proceso de recreación, es decir, por mucho que nos acerquemos a los criterios o instrumentos de la época, la audiencia del siglo XVIII es imposible de ser recreada. El público de hoy en día está contaminado por mucha música, por muchos impulsos culturales, y pretender que sienta lo mismo que el público del siglo XVIII es una tarea imposible. Por tanto, los parámetros cambian y lo que pretendemos es más una creación que una recreación. Y sobre todo crear un espectáculo adecuado al público del siglo XXI, que tenga una razón de ser. Que la dinámica y flujo de la música que estamos haciendo tenga reflejo y contexto (social, político y cultural) acordes a la época actual.

–¿Qué sienten, y que piensan, cuando hacen sonar una obra perdida durante tanto tiempo?

–Es un proceso sin duda que necesita de una implicación física, mental y, sobre todo, diría que emocional. Es un trabajo que se prolonga durante años, con el que tienes que estar en contacto con muchísima gente (musicólogos, archiveros, copistas musicales, editoriales, programadores, los propios músicos, etc.), un trabajo hercúleo. Entonces, la sensación después de un estreno es en primer lugar de alivio, pero también de satisfacción por haber presentado esta obra. Además, con La Silvia de Scarlatti, la importancia del nombre hace que todo adquiera una dimensión internacional mucho más imponente.

–¿Están trabajando actualmente en alguna otra recuperación histórica?

–El proceso de recuperación patrimonial nunca deja de estar presente en nuestro trabajo. Es algo que siempre está aparcado paralelo al trabajo que desarrollamos día a día. Ahora mismo, estoy tratando de recuperar una ópera muy importante con la que se inauguró lo que hoy es el Teatro Real, en 1738: Il Demetrio de Hasse, un compositor importantísimo en el siglo XVIII. Estoy tratando de presentar también por primera vez un Dido y Eneas español de 1709, para darle un poco de lustre al siglo XVIII en nuestro país, que realmente es de gran trascendencia y del que todavía hoy hay páginas muy importantes que tienen que ser escuchadas y están perdidas en los archivos.

–¿La podremos escuchar en Oviedo?

–Ojalá. Para nosotros tocar en Asturias es un placer y un privilegio siempre. Nos sentimos muy cercanos al público asturiano y el poder tocar delante de nuestra familia y amigos hace que todo tenga sentido. Presentar este proyecto en Asturias sería fantástico. Cuando lo presentamos esta semana en León hubo gente de Asturias que viajó para verlo y quedó encantada. Poder hacerla en casa, este u otro programa, será siempre maravilloso.

–Están de gira por España, viajarán al Reino Unido… ¿Corren buenos tiempos para la música de cámara?

–Nuestros conciertos requieren de muchísimo trabajo. Tenemos una oficina que está trabajando a todo gas toda la semana para poder desarrollar nuestros proyectos. España es un país al que le cuesta todavía confiar en sus músicos. La continuidad, en cuanto a poder repetir en el mismo sitio año tras año, no es algo muy usual en las programaciones de nuestro país. Y esto es importantísimo para dar entidad a un proyecto. Es muy costoso, pero a "Forma Antiqva" nos enorgullece el poder seguir en primera línea después de 25 años, seguir desarrollando proyectos de muy diferente naturaleza, estando a la vanguardia de la imagen y las redes sociales, o de tantos factores que confluyen en nuestro sector. Pero requiere muchísimo trabajo y dedicación. Sería deseable que hubiera más confianza por parte de los programadores hacia los músicos españoles, otorgándoles mayor lealtad y continuidad, porque al fin y al cabo es la única manera que tenemos de desarrollar y evolucionar la interpretación en nuestro país.

–¿La música barroca está de moda?

–Sí, creo que corren buenos tiempos para la cultura en general. A veces tratamos de definir qué es cultura, qué es entretenimiento, qué es buena cultura, qué es baja cultura, qué es un espectáculo, y creo que nos perdemos en el mundo de las etiquetas. Está bien que, desde las administraciones, desde las instituciones desde las que se programa y reparten los presupuestos garanticen que haya cultura para todos. Que haya un estudio sesudo de la pulsión de cada tierra o pueblo y se pueda dar cabida a todas las manifestaciones culturales. Yo soy músico clásico, pero necesito que haya otras manifestaciones culturales a mi alrededor porque me van a hacer crecer personal y profesionalmente. Por tanto, creo que es muy importante que mantengamos no solo la música clásica de moda sino la cultura de moda.

–En junio presentarán "La liberazione di Ruggiero dall’isola d’Alcina" con el Teatro Real y los Teatros del Canal, ¿qué puede avanzar de ese proyecto?

–La liberazione se considera la primera ópera compuesta por una mujer. Eso ya es algo definitorio de la naturaleza del proyecto. Es un privilegio estar en el Teatro Real y un privilegio hacerlo con esta obra. Sacar a la luz la faceta compositiva de una mujer, además una música bellísima y con un reparto de voces muy interesantes y con músicos extraordinarios. Estamos ya a punto de comenzar los ensayos en Madrid y en El Escorial con los bailarines y los cantantes. Creo que va a ser uno de los acontecimientos del año en la música clásica en España por todas estas confluencias: el poder femenino en la composición, en la trama argumental y en las voces, con algunas de las solistas más importantes de la escena. Personalmente me siento muy orgulloso de estar ahí y de que "Forma Antiqva" forme parte de este proyecto.

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