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Alberto Menéndez

La decadencia del SOMA

Los riesgos de mezclar lo sindical con la política

El declive del Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias (SOMA) viene de tiempo atrás. No es una crisis que haya surgido de la noche a la mañana. Son muchos años de decisiones equivocadas, de errores consentidos por la organización en su conjunto, cuando estaban en juego cargos, poder, cuando el sindicato era un auténtico lobby en la región. Pero es que los actuales dirigentes no han aprendido y continúan por el mismo camino, juntando una vez más los intereses particulares con los de la organización, aunque, eso sí, sin percatarse de que la situación actual no tiene nada que ver, absolutamente nada, con la de los años de las vacas gordas del sindicato.

De verdad era imposible llegar a un acuerdo con la dirección de UGT para que el SOMA continuase en la organización sindical, sobre todo ahora que el secretario general ugetista es un asturiano, el belmontino Jose Álvarez. Probablemente se podría haber llegado a un acuerdo, pero para ello los dirigentes actuales del SOMA tendrían que reconocer sus actuales limitaciones, que son las del sector de la minería del carbón en su conjunto, que va a la baja. En lugar de eso el líder del sindicato minero, José Luis Alperi, y su equipo han apostado por el grandonismo, por el seguir considerándose la piedra angular del sindicalismo y a la vez del socialismo asturiano. Como en los tiempos del todopoderoso por entonces líder José Ángel Fernández Villa.

No es una suposición, no, es la realidad. Alperi ha apostado, siguiendo por lo tanto los pasos de Fernández Villa, por interpretar un papel relevante en el PSOE, convirtiéndose, al menos teóricamente, en uno de los bastiones del sector oficial de la Federación Socialista Asturiana (FSA) que comanda Adrián Barbón. Pero claro, este papel protagonista junto a Pedro Sánchez y su segunda, la asturiana Adriana Lastra, lo desempeña gracias a su representación sindical, a su liderazgo minero. No sería lo mismo integrado en la nueva federación de Asturias de la UGT.

Dice Alperi que la UGT quería "esconder nuestra historia y con eso no se juega". ¿Realmente piensa así? No parece. Porque una cosa es la historia del SOMA (por cierto, con sus claros, pero también con sus muchos oscuros) y otra la realidad actual de este sindicato: el número actual de mineros es el que es.

Está enfadado Jose Álvarez por lo decidido por la asamblea del SOMA, su desvinculación de la UGT. Comenta el secretario general ugetista que "no puede ser que nos reunamos en la plaza del pueblo unos cuantos amigos y decidamos que ponemos en jaque una organización que tiene más de cien años de existencia". Pues es verdad, señor Álvarez. Y no le suena a usted nada esto con lo que está sucediendo políticamente en Cataluña. ¿Y no se acuerda ya de cuáles eran sus planteamientos? Tanto en su caso como en el de Alperi no es bueno mezclar lo sindical con lo político.

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