Difícilmente Gijón disfrutará en años, tal vez en décadas o incluso a lo largo de lo que queda de siglo, de una inversión pública tan multimillonaria como la que se hizo en la gran obra de la ampliación portuaria -700 millones de euros- o la que se anuncia para desarrollar el plan de vías, una actuación de cirugía urbanística y de reordenación ferroviaria que costará aún más que el "superpuerto", más de 800 millones.
Desde ese punto de vista, habrá que considerar una magnífica noticia que ya se haya redactado el borrador de convenio que implica a las tres administraciones que conforman la sociedad Gijón al Norte -Ministerio de Fomento, Principado de Asturias y Ayuntamiento de Gijón-, y que se haya desatascado un proyecto que acumulaba más de una década de demora. Hechos los números, señalados sobre el papel los plazos, queda por resolver el problema nunca menor de la financiación, que obviamente acongoja sobre todo a la Administración regional y a la local, que deberán hacer frente cada una de ellas a un desembolso de 90 millones de euros.
Suponiendo que la Administración estatal no vaya a sufrir en los próximos años restricciones presupuestarias, y teniendo en cuenta que Adif, que tiene que hacer frente a un gasto en Gijón superior a los 450 millones, mantiene abiertos numerosos frentes ferroviarios en otras ciudades, hay que pedir desde ya al Ministerio de Fomento que no deje pasar 2018 sin el compromiso de poner en marcha alguna de las iniciativas del plan.
