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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Salto al vacío

En algún momento ya próximo la sociedad asturiana deberá plantearse por qué esta región sufre el más alto índice de suicidios del país, lo que viene ocurriendo desde 2011, según relata la estadística oficial. Habrá que destinar medios a determinar cuáles son los motivos que cada vez conducen a más personas a poner punto final a su vida de manera abrupta.

Mucho se ha escrito de la necesidad de silenciar un tipo de conducta que suma la primera causa de muerte no natural en España. Por el "efecto Werther", cada suicidio llama a otros suicidios, defienden los expertos, si bien en los últimos tiempos distintas voces autorizadas señalan la necesidad de acometer el camino contrario: visualizar esta pandemia para poder luchar contra ella. Tal vez habría que omitir en las informaciones cualquier elemento que inspire compasión al lector, cualquier mensaje que lleve a interpretar que el suicidio es una puerta eficaz para escapar de los problemas.

En Gijón, la estadística es alarmante, casi ya de país nórdico. El pasado año, la Policía Nacional logró evitar 350 intentos de suicidio en esta ciudad, lo que supone casi uno al día. Cuatro agentes, poniendo seriamente en riesgo sus vidas, impidieron el pasado domingo que un joven de 21 años, víctima de desamor, se lanzara al vacío desde el cerro de Santa Catalina.

Estamos hablando, por tanto, de un grave problema de salud pública que exige, como otras muchas patologías, planes efectivos de prevención; que hoy por hoy no existen. Algo hay que hacer desde la Administración y con urgencia. Esta lacra no se resuelve poniendo un vigilante en cada acantilado, en cada paso a nivel; ni un psiquiatra en cada esquina.

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