El asturianista Cándido Vega ha revolucionado Ponga. Fue llegar él a la Alcaldía y el concejo, hasta entonces moribundo, empezó a sonar muy por encima de lo que le corresponde por población y peso político. Vega ha tenido algunas buenas ideas y algunas ocurrencias. Seguramente, todo lo ha hecho pensando en el bien de su municipio, pero se equivoca demasiado. Hay personas a las que el cargo se les sube a la cabeza. Son los que creen que los votos, además del poder, dan la razón; que sólo ellos defienden el progreso; que sólo su voz es la del pueblo, y que todo vale. Tal vez a Vega se le ha subido el cargo a la cabeza, porque no es normal que expulse a concejales de la oposición en un Pleno sí y en otro también. Eso no ocurre en ningún municipio de Asturias y denota que Vega tiene un talante dictatorial, que se cree en posesión de la verdad absoluta. La escritora Evelyn Beatrice Hall dejó escrito: «No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defendería con mi vida tu derecho a decirlo». Democracia es eso.