Ribadesella, B. MORÁN

La antigüedad de la fábrica de pan Toraño está bien documentada. Existe una entrada en el padrón de habitantes de Ribadesella del año 1924 en la que Salvador Toraño Junco, nacido en La Habana en 1881, figura como titular de la panadería Toraño, situada en el portal número 1 de la calle El Picu de Ribadesella.

Su valor histórico local y regional, como parte del patrimonio industrial, parece obvio, aunque no se ha tenido en cuenta a la hora de programar su derribo. Quienes se oponen a este destino para el mítico edificio abogan por salvarlo y mantenerlo como parte fundamental de un trozo de la historia de Ribadesella. Estos vecinos claman por su posible reutilización. «Su dimensión está llena de posibilidades para usos múltiples, así como su disposición en finca», dice el informe, al que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA.

Para estos ciudadanos existe, y bien documentado, un innegable valor histórico y patrimonial en la panadería Toraño y por todo lo expuesto se oponen a su demolición. Además, estos ciudadanos exigen saber si hay algún informe aprobatorio de la demolición por parte de la Demarcación de Costas y señalan que el derribo del inmueble también debe tener el visto bueno de Patrimonio.

Los defensores del edificio también realzan su valor aportando fotografías anteriores a 1924 que atestiguan la presencia de la panadería en el Arenal, hay numeroso material fotográfico que refleja la presencia de las dos naves coincidiendo con levantamientos puntuales de edificios y rellenos de la marisma datados y registrados. Por ejemplo, hay fotografías del proceso de construcción del chalé de la Marquesa de Argüelles (fechado en 1911) en que se ve con claridad, al fondo, la panadería.

Además, según el informe en defensa de fábrica, esta construcción ilustra un importante lapso de tiempo de la historia riosellana. Aquellos tiempos de finales del XIX en los que la sociedad riosellana fue pionera y se precipitó hacia otros modelos de actividad económica. En este cambio tuvieron mucho que ver los indianos locales. El vuelco de las fortunas y empresas de quienes regresaban de América triunfantes se tradujo en una proliferación inédita de pequeñas industrias de indianos retornados a casa. La familia Toraño hizo lo propio a su vuelta de La Habana (Cuba) y abrió la fábrica de pan.