Manuel Alonso García, es posiblemente uno de los alcaldes de barrio más longevos de España, pues ostenta ese cargo desde que fuera nombrado para ese cometido en su pueblo de La Roza (Parres), allá por el año 1969, en plena época franquista, siendo alcalde del concejo de Parres Venancio Prado González, quien, además, ejercía de médico en la villa de Arriondas. Desde entonces, y han transcurrido nada menos que 44 años, "Manolín, el de La Roza" aún continúa desarrollando esa desinteresada labor en beneficio de sus convecinos.

Manuel Alonso García va camino de los 79 años de edad -los cumplirá el próximo mes de marzo- y en la actualidad se encuentra jubilado del sector agrícola. Siempre se dedicó a las tareas del campo, labores que compaginó de la mejor manera posible con sus obligaciones como alcalde de barrio de La Roza, un pequeño núcleo rural, de apenas treinta vecinos, que se localiza a apenas 2,5 kilómetros de distancia de la ciudad canguesa y a unos 9,5 de la capital parraguesa, Arriondas.

Cuando cogió las riendas de alcalde de barrio, La Roza carecía de todo tipo de servicios elementales. Aquellos primeros años de mandato fueron duros, pero la constancia del pueblo iría poco a poco dando sus frutos. La primera gran iniciativa vecinal vendría a ser la ejecución de la carretera -carecían de ella- que enlaza La Roza con el Puente Romano, en Parres, aunque a tiro de piedra de la urbe canguesa. Una actuación que supuso un desembolso de cerca de 200.000 de las viejas pesetas, en la que trabajó "abriendo la caja la pala de Miguelín", apunta.

A principios de los 70 del siglo pasado -"Creo que fue cuando mataron a Carrero Blanco", rememora Manolín- llegaría la luz eléctrica a las casas de esa aldea del concejo de Parres y más adelante la buena nueva sería el abastecimiento de aguas, ya que facilitaron el paso por sus terrenos de la traída de Güeyu Prietu, la cual suministraba el líquido elemento a Cangas de Onís. "No teníamos ni carretera, ni luz, ni agua. Hay que vivirlo para saberlo", dice, francamente contento, Alonso, haciendo memoria de cuando se trasladaba de un lado para otro a lomos de su yegua cruzada "Juanita" o del caballo, hijo de la anterior, "Moro".

Sin embargo, la mayor satisfacción personal de Manolín el de La Roza fue ver hecha realidad la concentración parcelaria de San Juan de Parres, en la que está incluida La Roza. "Fue lo mejor que se hizo para el pueblo", asevera. A lo largo de esas más de cuatro décadas como alcalde de barrio, Alonso García mantuvo infinidad de conversaciones con regidores, a un lado Venancio Prado, como Llenín, Emilio Llamedo, Emilio Pando, Manuel Alonso Nieda, Manuel Millán García y, en la actualidad, con Marcos Gutiérrez Escandón (PSOE).

"Todos se portaron muy bien conmigo, no sólo los alcaldes de Parres, sino también cuando tenía que hacer algunas gestiones para el pueblo en Cangas ó en Oviedo", explica Manuel Alonso García, pese a que aún aguarda a que atiendan una vieja reivindicación de La Roza, vinculada a las obras de la concentración parcelaria de San Juan de Parres. "Nos dijeron que aglomerarían las pistas de La Roza a Vallobil; y de La Roza a San Juan, a través de Supereda. Han pasado más de diez años y todavía no cumplieron con su palabra", sentencia.

Ahora, los domingos y festivos mata sus momentos de ocio jugando al tute en el Hogar del Pensionista de Cangas de Onís, formando pareja con "Amador, el de Labra" o con "Pachu, el de La Riera". Atrás quedan aquellas sonadas partidas de bolos en El Borinquen, cuando su dura y cotidiana jornada laboral se lo permitía. "Estoy esperando a que alguien coja el relevo como alcalde de barrio de La Roza. Me gustaría dejarlo ya, sólo falta que alguien se anime", comenta Manolín el de La Roza, un autentico manitas en labores hortofrutícolas, como buen entendido del campo.