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Un informe ve indicios de negligencia en la muerte de una parturienta llanisca tratada en Arriondas

El estudio forense encargado por la familia contradice el resultado de la autopsia, que concluyó que la mujer falleció por causas naturales

Un especialista forense catalán ve indicios de negligencia en la muerte, el pasado mes de octubre, en el hospital de Cabueñes, en Gijón, de la parturienta llanisca, María Oliva Barreiro, que había ingresado horas antes para dar a luz en el hospital de Arriondas. El informe del experto, solicitado por la familia de la fallecida, contradice los resultados del forense que practicó la autopsia, que concluyó que el deceso ocurrió por causas naturales.

La autopsia señaló que tanto la muerte de la mujer como la del hijo que esperaba se debió a la infección del líquido amniótico. Aquel informe fue calificado por la abogada de la familia de la fallecida de "escueto y sucinto". "A día de hoy no tenemos todavía las ampliaciones y aclaraciones del informe forense que se pidió por parte del ministerio fiscal", aseguró la letrada. Y aún no hay fecha para que este documento vea la luz.

Los pasos a seguir por la familia a partir de ahora dependen, fundamentalmente, de lo que revelen las aclaraciones del primer informe forense, así como del resultado del encargado al profesional catalán. "Puede suceder que la vía penal acabe con las aclaraciones que haga el forense, en caso de que el ministerio público considere que hay que archivar la causa. En cuanto al informe que hemos encargado, una vez que lo tengamos decidiremos si seguir por la vía penal o por la vía del contencioso administrativo de responsabilidad patrimonial por mal funcionamiento de los servicios públicos de salud del Principado", subrayó. Las diligencias penales en relación a este caso siguen abiertas.

El caso del fallecimiento de María Oliva Barreiro y de su hijo conmocionó a la sociedad asturiana. Hija del propietario de una conocida sidrería situada en el casco histórico de Llanes, María Oliva Barreiro, de 38 años, vivió una gestación normal, según aseguran miembros de su familia. Diez días después de salir de cuentas iba a ser intervenida en Arriondas para practicarle una cesárea. Los médicos tenían programado un parto inducido el 21 de octubre, pero ingresó antes en el hospital de Arriondas.

Según la versión de la familia, la mujer acudió el día 20 al centro de salud de la villa con unas décimas de fiebre. El médico le diagnosticó una infección de orina y le recomendó que acudiera al hospital, donde entró por su propio pie, en compañía de su padre. Una vez allí, los médicos la monitorizaron. Según la versión de la familia, le suministraron un medicamento para bajarle la fiebre y, acto seguido, oxitocina para inducirle el parto. Instantes después, la parturienta sufrió el primero de los varios infartos que tuvo antes de morir. Los médicos decidieron entonces practicarle una cesárea de urgencia. El niño nació muerto y a la madre le extirparon el útero. Los médicos decidieron trasladarla entonces a Cabueñes, adonde llegó con parada cardiorrespiratoria y nada se pudo hacer por su vida.

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