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La Roza quiere un centro de reunión vecinal

Los habitantes piden la rehabilitación de la antigua escuela para uso de los mayores y el desarrollo de actividades festivas y culturales

Juan Carlos San Martín y José Manuel Fonseca, con el lavadero de La Roza al fondo. P. M.

En La Roza de Parres necesitan un centro de reunión vecinal. Lo tienen, en la antigua escuela, cedida en precario, pero no lo pueden utilizar porque el agujero del tejado cada vez es mayor y amenaza con desplomarse por el estado general de ruina que presenta el edificio. Por eso piden al Ayuntamiento que rehabilite un espacio que usarían las personas mayores del pueblo y la Sociedad de Festejos y Cultura (con once años de historia y unos 300 socios) y que les daría pie, además, a realizar más actividades de las que ahora pueden desarrollar.

La solicitud la hicieron hace unos años y la han reiterado hace meses, sin que hayan tenido respuesta. De momento organizan la fiesta de Nuestra Señora de los Remedios, a principios de julio, y tienen "alguna idea", pero reconocen que es "básico" disponer de un local, un centro de reunión. "A raíz de ahí podríamos hacer más eventos", explica Ángel Laria, un vecino.

Por el momento, el único lugar donde pueden reunirse es "en las cocinas de las casas", apunta Juan Carlos San Martín, otro vecino. Otro edificio emblemático del pueblo, pero en este caso por motivos más felices, es la capilla de Nuestra Señora de los Remedios, que este verano celebró los 350 años de su fundación. Lo hicieron con el cronista de Parres, Francisco Rozada Martínez, como pregonero, quien explica que el santuario fue fundado en 1664 "por el licenciado Marcos de Asiego Valdés, arcipreste de Villanueva y cura de coro".

En La Roza de Parres están habitadas trece casas de continuo y el sector de la ganadería resiste, pues más de la mitad de ellas tienen vacas. Tres explotaciones son profesionales (dos de carne y una de leche) y hay varios vecinos que, aunque jubilados, tienen ganado. El pueblo se asienta sobre el monte La Cuesta de Parres, el único de todo el Oriente "de mano común", del que 621 hectáreas pertenecen a once pueblos y el resto al Ayuntamiento. Estos días han quemado 50 hectáreas, un incendio que creen intencionado y que achacan a la "mala fe", pues de la venta de la madera corresponde a los vecinos un 85 por ciento. "Si se quema, no lo repartimos entre nadie", lamentan.

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