Los operarios de la Demarcación de Carreteras encontraron a primera hora de ayer un cadáver en avanzado estado de descomposición cuando se encontraban realizando labores de limpieza entre la nacional 634 y el río Sella, a un kilómetro de Arriondas, en sentido Ribadesella. El cuerpo fue hallado en las proximidades de la depuradora de Ricao y las investigaciones apuntan a que se trata de Roberto Menéndez Álvarez, un vecino de Ribadesella, de 43 años, desaparecido a mediados de febrero.

Los trabajadores se encontraban realizando labores de desbroce entre la carretera y el río cuando detectaron un bulto. Pronto dieron aviso a la Guardia Civil y varios agentes se personaron en el lugar. Una vez probado que se trataba de un cadáver por los forenses, especialistas de la propia Guardia Civil se encargaron de rescatarlo en torno a las once y media de la mañana y lo trasladaron al Instituto Anatómico Forense de Asturias, ubicado en Oviedo, dónde le realizaron las pertinentes pruebas para tratar de identificar al fallecido.

Todo apunta a que el cuerpo corresponde a Roberto Menéndez, un madrileño con ascendencia asturiana procedente de Belmonte de Miranda, que desde hace un año se trasladó a vivir a Ribadesella con su compañera sentimental y desde mediados de febrero se encontraba desaparecido.

Menéndez, de 43 años, llevaba internado varios días en el Hospital de Arriondas por problemas de salud de bastante consideración y el día 17 de febrero pidió el alta voluntaria. La familia, que asegura que su estado psíquico y mental era muy delicado, trató de ponerse en contacto con él al abandonar el centro.

Al día siguiente, cogió el teléfono y según familiares cercanos se encontraba bastante desorientado y sin saber concretar el lugar exacto en el que estaba. Fue entonces cuando la familia decidió denunciar la desaparición e iniciar una búsqueda que hasta ayer no había dado resultados.

Los allegados al desaparecido, que esperan el resultado de una prueba de ADN para confirmar definitivamente la identidad del hombre y trasladar el cuerpo a Madrid, dónde tienen previsto incinerarlo, consideran que el fatal desenlace podría haberse evitado si se hubiese negado el alta hospitalaria a Roberto Menéndez el pasado febrero.