Llamigu se tiñó ayer de rojo para celebrar por todo lo alto la fiesta de Nuestra Señora de Loreto. Decenas de romeros llegados desde varios puntos del concejo llanisco e incluso de la vecina comunidad de Cantabria tomaron parte en una fiesta en la que el plato fuerte es la famosa batalla con el vino como única munición.

Hasta un sofá para descansar tras la guerra del vino subieron a Llamigu el grupo integrado por Joaquín Villa, Jesús Sustacha, Álvaro Pérez, Fernando Herrero, Álvaro Pérez y Jorge Cuanda. "No faltamos nunca a la fiesta que pone el broche de oro al verano", aseguraron mientras se preparaban para abrir fuego. "A lo largo del día aquí nos juntaremos veinticinco colegas", manifestaron. Todos ellos viven la fiesta con entusiasmo. "Recuerdo que de criu venía con mis padres dos días antes a coger sitio", señaló Fernando Herrero.

Los primeros en llegar fueron el grupo de José Ángel Espinas y Jesús Gutiérrez. Habían acampado la noche antes. "Tengo 19 años y vengo desde que era pequeño. Creo que no he faltado ningún año", dijo Fernández. La munición, en forma de 150 litros de vino para rociar a todo el que se pusiese por delante, lucia desde primera hora de la mañana a la entrada de la tienda de campaña a modo de aviso. "Nosotros no traemos ni pistolas de agua ni nada. Vamos a saco", advirtieron. Desde Cantabria llegaron a Llamigu los hermanos cántabros Oscar e Iván Horna. Acudieron con sus padres y la hija de Oscar, Nair. "Tenemos una casa en Vibañu, vimos los carteles de la fiesta y hemos decidido venir", indicaron. La pequeña Nair disfrutó de lo lindo empapando de vino a su padre y su tío. También se lo pasaron en grande Julen Álvarez y su hermana Nuria, de 10 y 6 años respectivamente. Acudieron a Loreto con sus padres, Francisco Álvarez y Nuria Inestrillas. "Es el primer año que venimos todos juntos", dijo el cabeza de familia. Los niños comenzaron la guerra mientras sus padres sacaban los bártulos para poner la mesa.

La guerra, a gran escala, la iniciaron pasadas las once de la mañana Samuel Llano, Yanire Llano, Amelia García, Raquel Rozada y Enrique Pedrayes. Yanire Llano fue la primera víctima de la batalla. Tras el primer envite terminó empapada en vino. "Es el primer año que venimos todos juntos y tan sólo queremos pasarlo muy bien", aseguraron.

La calma, tras la tormenta de vino, llegó a Llamigu con la celebración de una misa y una carrera de burros, caballos y ponis. Una verbena puso el punto y final a la fiesta de Nuestra Señora de Loreto 2015.