Las reliquias de los niños mártires San Justo y Pastor permanecen desde ayer en la capilla de San Justo de Sardea, en Piloña. Los dos pequeños trozos de hueso, uno de cada mártir, fueron llevados hasta el templo por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, quien ofició una misa a la que acudieron casi medio centenar de vecinos, entre ellos los concejales socialistas Patricia Ferrero y Andrés Gullón.

La iniciativa de llevar a Sardea desde la iglesia San Pedro el Viejo de Huesca las reliquias de los niños mártires partió del párroco Luis Marino Fernández, que animado por los vecinos, solicitó apoyo al Arzobispo por un doble motivo: su condición de máxima autoridad de la iglesia de Asturias y el hecho de que antes de llegar a Oviedo ejerciera como obispo en Huesca.

De las paredes de la capilla de Sardea, junto a la imagen de ambos santos, cuelga ahora el certificado, rubricado por el obispo de Huesca, Julián Ruiz Matorell, que da fe de la veracidad de los huesos -unas vértebras- de los Santinos, con un sello en lacre rojo y la solicitud del arzobispado de Oviedo de los fragmentos el pasado 3 de septiembre.

El arzobispo de Oviedo afirmó que las reliquias de San Justo y Pastor "no son un talismán, un objeto para que nos de suerte, sino un recordatorio de aquellos niños que en el siglo IV prefirieron morir antes que renegar de su fe cristiana".

Sanz Montes, que visitó por primera vez Sardea, aseguró que la persecución sigue existiendo y como ejemplo puso a los sirios cristianos. "Ir a misa en Siria supone jugarte la vida porque no sabes si va acabar en explosión por una bomba o si a la salida te van a degollar", lamentó.

El párroco Luis Marino Fernández aseguró que "es de emocionar la buena acogida de los vecinos y lo bien cuidado que tienen siempre la capilla, en este rincón de la falda del Sueve, dice mucho y bien de ellos".

Junto a Sanz y Fernández oficiaron la misa el arcipreste de Covadonga, Amaro Balbín, el párroco de La Riera, José Luis Sánchez y el secretario del Arzobispo, Manuel Alonso.

Tras el oficio, Sanz Montes sacó de la pequeña capilla el relicario -donado por los vecinos- para que todos pudieran besarlo como él mismo hizo a su llegada. Algunos, como Antonio Toraño, de 86 años, lo hicieron ligeramente emocionados. "Presta que venga tanta gente, para nosotros es muy importante este día", dijo.

En la misma línea se expresó el residente Ramón Rodríguez, encargado de tirar los voladores. Y es que a partir de ahora cada 14 de octubre los vecinos de la parroquia de San Vicente de Cereceda conmemorarán en Sardea la fiesta de los Santinos, que se suma a la misa de San Isidro, el 15 de mayo, y a la de San Justo, el 6 de agosto.

"Fue el cura el que hizo todos los trámites y trabajó por ello y la verdad es que estamos muy contentos", contó Calina Marina. Pero el mérito de que la capilla luzca limpia y arreglada es de los residentes, que aprovechan el dinero recaudado con la subasta del ramu de las fiestas para efectuar restauraciones y mejoras en la misma.

Los residentes quedaron "encantados" con Sanz Montes que, antes de partir de Sardea, confesó sentirse "prendado de este rinconín". Fue el caso del alcalde pedáneo, Alfonso Artidiello y su mujer Almudena González. "Es un orgullo tener estas reliquias aquí. Seguro que más gente se anima a venir y hasta puede convertirse en un centro de peregrinaje como ya lo es el visitado Santuario de la Cueva", aseguraron.

Con la de Sardea son dos los templos asturianos que cuentan con reliquias de San Justo y Pastor, puesto que en mayo del año pasado a la parroquia de La Riera de Covadonga también llegaron unos fragmentos de los niños mártires gracias también a las gestiones realizadas por el arzobispo asturiano.