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Diálogos orientales | JULIO REYERO | Guionista del documental "Ouróboros", que se proyecta hoy en Ribadesella

"Antes de confiar en una ONG, el ciudadano ha de ayudar al vecino que lo pasa mal"

"O cambiamos de modelo social y económico o no hay salida a la espiral de la pobreza, cuyos orígenes hay que buscar y abordar; se debe cuestionar el sistema"

Julio Reyero, durante su gira española para presentar el documental del que es guionista. REPRODUCCIÓN DE P. M.

Julio Reyero (Valladolid, 1975) es el guionista del documental "Ouróboros, la espiral de la pobreza", que presentará esta tarde (20.00 horas) en la Casa de Cultura de Ribadesella.

-¿Qué quiere decir "Ouróboros"?

-Es un término griego que representa un círculo vicioso, un sistema cerrado. Es la pescadilla que se muerde la cola, el esfuerzo inútil, representa bien la idea de que dando limosna no se acaba con la exclusión social. Hay que cambiar este modelo, en el que se privilegia una parte de la sociedad sobre la otra.

-Ha desarrollado en numerosas conferencias una crítica a las instituciones religiosas, ¿las responsabiliza de la espiral de la pobreza?

-El modelo caritativo parte de la concepción religiosa de la asistencia social, de una visión jerarquizada de estratificación social y de un precepto religioso, la caridad. Es una de las tres virtudes teologales y responde a eso, a una obediencia, a unos dictados de Dios a la hora de comportarse con los demás. En este modelo no se cuestiona el origen de esa pobreza ni se hace responsable a nadie de la situación a la que ha llegado la persona en exclusión salvo sólo a ella misma. Creemos que así no se corrige la desigualdad, a la que atribuimos un origen económico y político.

-¿Hay excepciones?

-Existen organizaciones sociales que sí que han cuestionado la responsabilidad de por qué hay una parte de la población que carece de elementos básicos para la vida como alimentación o vivienda. Que sí han responsabilizado a la especulación en materias tan sensibles como la vivienda y a quienes han aprobado leyes que contribuido a que haya gente que gane dinero con las carencias de los demás. Es el caso de las preferentes, la ley del suelo que aprobó el PP en 1998, etcétera. Son medidas que han contribuido a los desahucios de gente que se ha visto privada de un bien básico porque se ha considerado sin pudor objeto de especulación como otro cualquiera. No se puede jugar con el precio de algo así porque se necesita para vivir.

-Han titulado la cinta "La espiral de la pobreza", ¿se les ocurre alguna forma de salir?

-Lo hemos titulado así porque entendemos que es una espiral: o cambiamos de modelo social y económico o no hay salida. Es necesario buscar los orígenes de la pobreza, de la exclusión, y abordarlos. Esto cuestiona un sistema en el que la injusticia se manifiesta en la forma de distribución de la riqueza.

-¿Quién gana dinero con el negocio de la pobreza?

-El sistema económico es el que ha llevado a mucha gente a la exclusión y a hacer cada vez mayor la brecha entre ricos y pobres. Sólo hay que ver los grandes beneficios del Ibex 35 y cómo Mercadona en 2012 tuvo unos beneficios de más de 500 millones de euros mientras su presidente pedía un esfuerzo mayor porque estamos en crisis. Nos han pedido un esfuerzo a las capas más bajas de la sociedad mientras se han estado hinchando a ganar dinero. Son índices de beneficios que no corresponden con una empresa en dificultad.

-¿Qué puede hacer el ciudadano de a pie?

-Le invitaría a que más allá de confiar en una marca de asistencia social o una ONG, que hace trabajo caritativo aquí o allá, abra los ojos y mire a sus vecinos, porque seguro que hay gente cerca que lo está pasando mal. Hay una forma de comunicación mucho más directa, cercana, que empiecen por ahí. Por supuesto que las situaciones de pobreza que estamos viendo tendrán que tener un abordaje asistencial en el momento, porque no se puede dejar que la gente muera de hambre, pero requieren medidas económicas y políticas que pongan freno a que unos acumulen hasta la extenuación riqueza mientras otros se ven privados de lo más básico. Hay cosas por encima de los beneficios empresariales.

-¿Debería recuperar el Estado el papel de garante social que ha ido pasando a las organizaciones, tanto religiosas como de otro tipo?

-Hay una parte de esa función que está siendo trasvasada a las organizaciones privadas o religiosas y hay que poner freno. Pero en definitiva es un riesgo también que todo pase a formar parte del Estado, porque en cuanto han podido lo han privatizado o lo han puesto en manos de esas organizaciones. Algo concebido como un derecho no puede cambiarse por un objeto de caridad que no se puede reivindicar. La comida no se puede convertir de manera indirecta en algo a solicitar con la cabeza agachada y en silencio en lugar de como un derecho. No quieren que gente alce la voz, se movilice ni reivindique siquiera la obtención de comida. Sino que agachen la cabeza y asuman lo que les dan como muestra de los buenos cristianos que son.

-¿Atribuye a este modelo la vergüenza social de pedir ayuda?

-Sí, además de que contribuye a que permanezca la exclusión, porque lo que busca es aliviar las tensiones sociales y encubrir a los responsables. Cuando he hecho una mínima investigación en organizaciones como Cáritas, Mensajeros de la Paz, Intermón o el Banco de Alimentos han aparecido nombres como Rodrigo Rato o Ana Botella.

-¿Es un documental incómodo para los espectadores?

-La caridad se ha vuelto algo muy valorado socialmente, de hecho Cáritas es una de las instituciones mejor valoradas del país. En un primer momento puede sorprender la crítica, pero luego te das cuenta de que es una imagen transmitida por los medios. Cuando sacas datos económicos, dices quién está detrás de la institución y qué está haciendo, la reacción es de sorpresa y positiva al trabajo que hemos hecho. En el documental ofrecemos datos verídicos que han salido en prensa o en webs institucionales y que se pueden contrastar.

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