Los veintidós caballos prindados en la sierra del Sueve ya tienen dueña: la ganadera Ana María Joglar Rodríguez, de Loroñe, quien ha pagado los 200 euros en los que partió la subasta convocada por la Junta de Cofiño que el martes quedó desierta en las antiguas escuelas de Gobiendes. Joglar depositó ayer el importe en el banco y se hará cargo de poner el chip a todos los animales.

Para esto depende del veterinario y será el próximo lunes cuando el profesional acuda a identificar a los dieciséis equinos adultos. Para los seis potros la colunguesa intentará obtener el crotal con el pasaporte azul, que los convertirá en válidos para cualquier destino, tanto vida como consumo humano. La compradora se interesó por los caballos después de que la venta pública convocada por la Junta Administrativa del Sueve quedara desierta el martes por la mañana. En total eran sobre una veintena pero sólo plantearon cuestiones relativas a la burocracia necesaria para comerciar con los caballos o destinarlos a consumo humano.

Son equinos sin dueño, mostrencos, que nacieron en el puerto del Sueve y en él han vivido, en libertad, hasta que la anterior junta directiva inició un proceso para prindarlos y bajarlos. La tarea no fue fácil, pues se trata de animales salvajes.