Que la situación ideal sería que la cruz románica de Sales regresara a su casa, a la parroquia colunguesa es un pensamiento casi tan extendido por el concejo como las dudas y las conjeturas sobre su paradero, en una colección privada en la región y presumiblemente en Oviedo.
La pieza, de cobre aleado y fechada entre los siglos XI y XIII, destaca por el trabajo de esmaltes que tiene y que fue elaborado en la ciudad francesa de Limoges. Este periódico trató ayer de recabar la opinión del equipo de gobierno de Colunga, que sin embargo declinó hacer declaraciones al respecto. Sí manifestaron su postura los portavoces de los grupos de la oposición, Foro Asturias y PP, que coincidieron en defender que la pieza pueda ser expuesta y conocida por el público.
El portavoz forista, Miguel Hornillos, cree que se trata de "un bien que corresponde al concejo y tiene que estar expuesta al público de manera que se pueda ver". Opina, además, que "hay museos suficientemente buenos" para albergar una pieza tan valiosa, aunque añade que sería "fenomenal" si pudiera estar en Sales, "porque no cabe duda de que ensalzaría el Camino de Santiago, algo que en Colunga está un poco dejado de la mano de Dios, como tantas cosas, y que hay que potenciar".
Su homóloga en el PP, Cristina Alonso, sería partidaria de que se investigue "si realmente pertenece al pueblo" y, de ser así, "cuando menos que esté en un sitio en el que la gente la pueda disfrutar". En su opinión, "sería muy interesante poder mostrarla". Alonso cree, además, que esa investigación y reclamación corresponde "al Ayuntamiento en colaboración con los vecinos".
A quien también le gustaría que la cruz procesional bajomedieval de Sales se pudiera ver es al presidente de la Asociación Colunguesa de Turismo (Acotur), Faustino Pérez. El representante desconoce el "dónde" y el "por qué", pero cree que "lo normal será recuperarla. Y si no se puede, hacer una réplica, porque es un símbolo para el pueblo y la gente que está de paso podría detenerse a verlo". Pese a que el Camino de Santiago está oficialmente señalizado por la carretera de Pernús, Pérez apunta que hay quien va por Sales, por la carretera nacional. Sea como fuere, la iglesia parroquial, uno de los puntos donde podría exhibirse, está muy cerca de ambos trayectos, prácticamente en el medio.
El cronista oficial de Colunga, José Antonio Fidalgo, tiene más interrogantes acerca del asunto. Convencido de que "cada pueblo tiene derecho a preservar el testimonio de su identidad", Fidalgo se pregunta "quién retorna y quién paga la cruz si fue vendida legalmente. ¿Vas a expropiársela?", añade. Fidalgo apunta a lo que escribió Jorge Vigón en su libro "Tercera Vuelta" y también Aurelio del Llano en "Bellezas de Asturias". "El patrimonio es propiedad en el sentido del espíritu, de la identidad. Pero una cosa es lo cultural y otra lo material", plantea el cronista a la vez que expone el supuesto de que un párroco haya vendido la pieza de forma legal, cauce por el que habría acabado ahora en una colección privada.
Fidalgo sí cree que una seña de identidad como es esa cruz debe estar en el lugar al que pertenece, pero "siempre y cuando ese pueblo se comprometa a su conservación", destaca en referencia, por ejemplo, a la placa abandonada en homenaje a Braulio Vigón. "Puede parecer una barbaridad, pero entre unas manos privadas que lo conserven y unas públicas que lo dejen perderse, prefiero las primeras", opina el cronista oficial.
El historiador local Omar Pardo opina que la cruz debe regresar a la parroquia de Sales, donde sería un atractivo turístico "de primer orden" y ejercería una acción revitalizadora sobre el Camino de Santiago, un objetivo planteado además desde el Gobierno del Principado.
