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Jiménez Escolano: "Ramón y Cajal fue un espíritu renacentista y un gran humanista"

El traumatólogo madrileño afincado en Vega publica una tesis doctoral sobre la faceta menos conocida del ilustre médico

Carlos Jiménez Escolano, delante de su obra. P. M.

Santiago Ramón y Cajal fue una figura clave en la medicina española, pero también un humanista influenciado por la corriente cultural conocida como "Generación del 98". Con esta hipótesis por bandera, el traumatólogo jubilado Carlos Jiménez Escolano, nacido en Madrid pero afincado en Vega (Ribadesella), acaba de publicar el libro "Cajal? y el espíritu del noventa y ocho", un volumen nacido a partir de la tesis con la que se doctoró Cum Laude en Historia de la Medicina en 2011, tres años antes de jubilarse.

El trabajo versó sobre "la influencia del 98 en la humanística de Cajal" y le introdujo en un apasionado viaje de la mano del premio Nobel de Medicina y autor de la llamada "Doctrina de la neurona". No ha sido una charla entre médicos, sino entre humanistas. "Se ha escrito mucho del Cajal científico, pero no del humanista y de la repercusión que tuvo en él el desastre político y militar español", explica Jiménez Escolano, quien se ha detenido en episodios como su participación en la primera Guerra de Cuba. En el país caribeño contrajo malaria y estuvo postrado en una zona virgen junto a otros soldados heridos. Allí "entregaba sus medicinas a los pacientes", relata el facultativo madrileño antes de subrayar que esta experiencia en la guerra "le marcó física y psicológicamente". En Cuba vio además que la España del momento "era un desastre, conoció la corrupción del ejército" y de algún modo anticipó el "Desastre del 98", el conflicto bélico tras el que se perdieron Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam que tuvo su reflejo intelectual en la conocida como "Generación del 98".

El de Cajal fue un "espíritu renacentista" al que le "preocupaba todo", no sólo la ciencia. Fue, por ejemplo, pionero de la fotografía en color en España, un hito desconocido por el gran público. "Cada vez que se introducía una máquina nueva en el país le llamaba la atención", explica Jiménez Escolano al tiempo que destaca la gran habilidad para el dibujo que demostró trasladando al papel el sistema nervioso que veía en el microscopio. Tanto le dolía España a Ramón y Cajal que se introdujo, aunque por muy poco tiempo, en la masonería y en la política. Pero nada, ni siquiera su familia, alcanzaron en tiempo y dedicación a su trabajo y "descubrió la conexión entre neuronas, la sinapsis, la misma noche en que una de sus hijas se murió por enfermedad", relata el autor de la tesis: "Como todos los grandes sabios, era una eminencia en ciencia y humanismo y un desastre como padre y esposo". También "era aragonés, y cuando se le metía una cosa en la cabeza" no la abandonaba, como le sucedió en un certamen de fisiología en el que chocó con una mayoría de partidarios del sistema reticular. Pero Cajal, microscopio y preparaciones en ristre, logró llamar la atención de Kölliker, un importante científico que se convirtió desde entonces en el más firme defensor de la teoría de la neurona.

El médico afincado en Ribadesella contó para su tesis con la dirección del doctor José Rodrigo García, discípulo de la segunda generación de Cajal.

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