"Alsa retira las sanciones", "Alsa discrimina" o "Que viva la lucha de la clase obrera" fueron algunos de los mensajes que corearon un centenar de personas, en una manifestación convocada por la Corriente Sindical d' Izquierda (CSI). Los asistentes cortaron un carril al tráfico del acceso a Covadonga y caminaron desde Muñigu hasta el santuario, donde leyeron un manifiesto para protestar por "la generalización de intentos de sanciones con poca base jurídica" por parte de la empresa Ebrobus, del grupo Alsa.

"En la última semana abrieron siete sanciones: todas focalizadas en gente que sospechan que es simpatizante de la CSI y que pueden ser suspendidos de empleo y sueldo entre 45 y 60 días", se quejó el representante Juan Corte. Él mismo asegura haber sufrido media docena de amonestaciones en el último año "que no prosperan pero que hacen con el fin de que te lo pienses dos veces antes de reclamar tus derechos. Necesitamos que cambien esta política porque es un caos, no se puede ir a trabajar con tanta tensión. Se acudió al comité de empresa para buscar solución y no se obtuvo respuesta", explicó Corte, que prometió más protestas si el equipo directivo no cambia su política.

El detonante de la movilización, subrayaron, fue la sanción de dos meses impuesta al trabajador Gilberto Alonso por dar dos mordiscos a una manzana para hidratarse mientras trabajaba. "Tengo la conciencia tranquila, no me siento culpable de nada. En 20 años que llevo trabajando nunca me pusieron una falta pero desde que saben de mi amistad con el delegado sindical me atacan para hacerle daño a él", lamentó Alonso, que agradeció el apoyo de los compañeros.

En la misma línea se expresó Eleuterio Álvarez, al que la empresa puso una falta grave por exceder en 9 kilómetros un límite de velocidad de 50. "Desde que ganó la CSI son todo represalias. Yo lo llevé al Juzgado y el día antes del juicio vino su abogado para llegar a un acuerdo y me lo quitaron", contó. Asistentes como Ángel Santos, reclamaron la retirada de unas sanciones que ve "injustas y desproporcionadas" impuestas con la llegada del nuevo equipo directivo, hace dos años. "Algunos conductores de autobuses del plan a los Lagos sueltan hasta el volante para hablar por el walkie pero a ellos nadie les dice nada y a nosotros a la mínima ya saltan, no se puede desarrollar bien el trabajo en un clima tan malo", concluyeron.