El aparcamiento en altura con 270 plazas proyectado por el Ayuntamiento de Ribadesella entre la avenida de Palacio Valdés y la estación de autobuses está cada vez más cerca. El trámite necesario para que el terreno -propiedad de Puertos del Principado- sea de uso municipal está a punto de concluirse a través de una cesión de treinta años que el Consistorio ha acordado con la Consejería de Fomento y Ordenación del Territorio. La propuesta de resolución, que llegó a Ribadesella la semana pasada, está sólo pendiente de las firmas de las partes.

La construcción del edificio implicará la reordenación de los aparcamientos en la villa riosellana, como explicó la alcaldesa, Charo Fernández Román, de Foro Asturias. Conllevará la supresión de "alrededor de cien plazas", cifró la regidora, antes de describir los lugares afectados. Los aparcamientos en batería desaparecerán de la calle Comercio, que quedará para "carga y descarga y para dar servicio a vecinos y comercios", expuso la regidora, quien destacó el "diseño de calle peatonal" que tiene esta vía. Las plazas de batería ocasionan, añadió Fernández Román, "unos problemas de accesibilidad increíbles".

La forma de gestionar el tráfico en la calle Comercio está aún por determinar, pero la Alcaldesa aclara que no está hablando de zona azul. "Tendremos que mirar qué modelo es el más conveniente y hablarlo con los comerciantes de la zona", apuntó. Otra de las calles afectadas será Manuel Caso de la Villa, donde existe un cordón de raya amarilla. La Policía Local permite el estacionamiento en esta zona y no multa porque, según señala la Alcaldesa, "no es momento de quitar esos aparcamientos si no hay alternativa".

Sin embargo, en el momento en que el aparcamiento en altura esté funcionando, la prohibición que está pintada sobre el asfalto tendrá que cumplirse. El tercer lugar del que se suprimirán plazas es la calle Villar y Valle, la que pasa por encima de la Casa de Cultura con circulación en un sólo sentido. "Será en las partes más estrechas, donde no se debería aparcar", añadió la regidora. Sobre la gestión del aparcamiento en altura, la Alcaldesa avanzó que prevén "hacer una concesión ligada a la construcción" para que la empresa que levante el edificio también lo explote. Fernández Román descartó, por otra parte, poner plazos a la que probablemente será la obra más importante de los dos mandatos que lleva al frente del Ayuntamiento.

"Queremos tejerlo todo muy bien para que salga adelante con todas las de la ley", avanzó la regidora, antes de expresar su deseo de avanzar en el proceso "con el máximo consenso". En el Ayuntamiento riosellano consideran que el proyecto requiere "extremar el cuidado con el diseño, que sea una referencia y no cause impacto" por encontrarse, añadió la Alcaldesa, "en un sitio tan sensible, al lado de la ría". Charo Fernández Román desea que la construcción de este aparcamiento sea "el inicio de la reordenación de toda esa margen" de la ría del Sella.

El equipo de gobierno local explorará las "vías legales para amarrar el diseño" de un edificio que implicará, por otra parte, realizar "pequeñas expropiaciones", así como gestiones con multitud de organismos.

El proyecto inicial planteaba un edificio de aparcamiento distribuido en tres niveles, con una ocupación en planta de 3.004 metros cuadrados y una altura similar a la del centro de salud, situado en las inmediaciones. Integra en su planta baja el actual área de dársenas y zona de maniobra de la estación de autobuses y tendrá una capacidad total de 270 plazas.

De estas y según el primer proyecto que se estudió, 56 se ubicarán en el nivel de la planta baja, 102 en el nivel de planta primera y 112 al nivel de la segunda planta, a lo que se añaden plazas para motos y bicicletas. El presupuesto que barajó aquel primer estudio fue de 2.443.400 euros sin el IVA, ascendiendo a 2.956.514 incluyendo este impuesto.

El equipo de Charo Fernández ya centró en el entorno donde ahora se va a construir el aparcamiento, el antiguo "aserradero de Secundino", su apuesta para incrementar el número de plazas en la villa. Ya a comienzo del primer mandato se habilitaron allí casi un centenar de plazas, en una parcela que tiempo después se asfaltó y se acondicionó para mayor comodidad de los conductores.