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Un cumpleaños de diez en Valle

Fernando Rosales, con 70 años el menor de la familia, logra reunir con motivo de su aniversario a la decena de hermanos que viven por todo el mundo

La familia Rosales al completo, en la casa familiar de Valle, ayer. C. CORTE

Fernando Rosales es el pequeño de diez hermanos y no puede imaginar un regalo mejor para celebrar mañana su 70 cumpleaños: reunirlos a todos en su casa de Valle, en Piloña. La hazaña no es baladí si se tiene en cuenta que cada uno vive en una punta del planeta. Un ejemplo: José Ramón, con 90 años el mayor de la familia, llegó desde Murcia en tren; Lino, de 87, lo hizo en avión desde Buenos Aires (Argentina) donde se asentó allá por 1949 en busca de un futuro mejor.

Pero aún hay más: a sus 85 años, Cándido abandonó Melipilla (Chile), donde en su juventud logró levantar una librería-papelería, para soplar en Asturias las velas junto a su hermano menor, al que no veía desde hace algunos años.

"Hablamos con frecuencia por teléfono pero no es lo mismo", matiza el varón, que llegó acompañado de una de sus hijas y un par de nietos para que conocieran a la Santina. Y es que la familia al completo se plantó ayer en Covadonga para hacerle una ofrenda a la patrona de Asturias y pedirle salud para que encuentros como este sigan repitiéndose a lo largo de los años.

"Esperemos que en cuestión de como mucho un par de años podamos repetir porque es maravilloso", apuntaba Julio, que lleva 63 años viviendo en Santiago de Chile, donde se hizo con una zapatería y donde residen sus dos hijos y cinco nietos.

Tras la visita a la basílica los diez hermanos se dieron cita en el restaurante que la esposa de Fernando, Mª Luisa Gutiérrez, regenta en la localidad piloñesa de Valle y que está bautizado precisamente con el apellido familiar de los Rosales.

Allí Nemesio, de 77 años y sexto en la línea sucesoria familiar, degustó las fabes y el arroz con leche que tanto echó de menos cuando vivió en Méjico D.F, donde trabajó en la editorial Porrúa.

Niñez en Villaviciosa

En la sobremesa el tema estrella fue la niñez idealizada que todos compartieron en su Villaviciosa natal, donde mañana disfrutarán de una comida en la casa paterna de Breceña que ahora habita temporalmente la hermana Ana María. Todos tuvieron palabras de recuerdo para sus progenitores, Alfredo Rosales y Julia Cambiella, ya fallecidos, en honor de los cuales se oficiará una misa mañana.

La "culpable" del feliz reencuentro en Asturias fue en gran parte Aida, que regenta el popular restaurante Casa Eutimio en Lastres. A raíz de un encuentro familiar acontecido dos años atrás, a la antepenúltima de los hermanos se le metió en la cabeza que tenía que reunirlos a todos al menos una vez más.

No importó que cada uno viviera en un continente. Todos lograron hacer un hueco en sus apretadas agendas para disfrutar de unos días en familia "únicos e irrepetibles", según coincidieron los presentes.

Fernando, el cumpleañero, agradeció a todos los presentes la visita visiblemente emocionado. "A pesar de que cada uno tiene su vida y sus negocios o de la distancia estamos muy unidos y tenemos un contacto muy estrecho", explicó.

El benjamín de los Rosales llevó ayer flores a la Santina en Covadonga y una limosna "por permitir el milagro de que estemos todos juntos" y rezó en la basílica para pedir por la salud de todos.

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