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Un asturcón de Cayón en casa

Los alumnos del colegio de Infiesto, entusiasmados con los caballos, intentan sin éxito comprarlos: "Tenemos espacio de sobra"

"Caballos hay muchos, como el asturcón ninguno". Lo dicen algunos de los cuarenta alumnos del colegio público de Infiesto que ayer tuvieron la oportunidad de contemplar de cerca a seis ejemplares en semi-libertad en el monte Cayón. Los ponis autóctonos "Nieva", "Nieva II", "Sauco", "Secreta", "Esperanza" y el benjamín "Lucas" hicieron las delicias de los estudiantes de 5.º y 6.º curso, que pudieron darles de comer en el cercado que la Asociación de Ganaderos del Monte Cayón tiene cerca del campo de tiro. "Nunca había visto uno tan de cerca. Me gustó mucho", celebraron jóvenes como Toñi Gabarri. Otras como Reyes Carriles ya eran amazonas más experimentadas pero no por eso disfrutaron menos de la excursión didáctica. "En Sevares di clases y monté alguna vez a caballos que yo creo que eran asturcones, se parecían mucho", señalaba.

Los ganaderos asociados Ángel Rosete y Armando Gutiérrez se encargaron de resolver las dudas de los más pequeños, que estuvieron acompañados por tres profesores. "Lo que más preguntan es si se pueden montar, pero les decimos que no porque no están domados", apuntó Gutiérrez.

Los niños quedaron tan fascinados con los asturcones que más de uno inició negociaciones con los ganaderos para ver si era posible llevarse uno a casa. Fue el caso de Isaac Fernández, de 10 años de edad. "Yo vivo en Óvana y allí tengo espacio de sobra. Estoy a ver si les compro a 'Secreta' o 'Nieva', que son las más viejas y dóciles. Les ofrecí 200 euros, pero parece que no hay manera", dijo el espontáneo tratante. Su compañero, Hugo Naredo, prefería al macho de la manada "porque es el más guapo".

Los estudiantes piloñeses recibieron varias nociones sobre el entorno gracias al guía Víctor Blanco, que además les habló sobre la mitología asturiana o sobre las diferencias entre un poni y un caballo, entre otras cosas. Lo hicieron con el apoyo de varios paneles informativos dispuestos a lo largo del kilómetro de pista que separa la entrada de la finca ganadera del cercado. "La pista es fácil de andar y los críos se entretienen mucho con estas visitas", celebraron los organizadores del evento, que recibían por primera vez la visita de un colegio. "Desde que empezamos con la actividad en verano han venido muchas familias y sólo con el paseo ya se quedan encantados", señalaron los ganaderos, que reciben excursiones los fines de semana.

Los alumnos del colegio de Infiesto concluyeron la excursión con una caminata hasta el área recreativa de Cayón, donde disfrutaron de un aperitivo. Cuentan que la mochila no bajó vacía del monte si no cargada de enseñanzas como la necesidad de cuidar y respetar el medio ambiente y apostar por las razas autóctonas.

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