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Llanes, la dulce conquista vasca

La conclusión de la autovía del Cantábrico ha acelerado el asentamiento de ciudadanos de Euskadi en busca de tranquilidad, naturaleza y buena comida

Leire Amutxastegi en el puerto llanisco. E. G. CEA

Escuchar términos como "ama" (mamá), "aita" (papá), "eskerrik asko" (gracias) o "agur" (adiós) se ha convertido en habitual en el concejo de Llanes. En los bares, en las calles, en las playas... Y es que se cuentan por miles los vascos que se acercan al concejo durante las vacaciones, los puentes y los fines de semana. Una auténtica "invasión"; eso sí, pacífica y muy rentable para los empresarios locales. Buena parte de los visitantes vascos han elegido el municipio llanisco para construir su segunda residencia. De hecho, el País Vasco es, después de la Comunidad de Madrid, el lugar que aporta más visitantes a Llanes a lo largo del año, según los datos que maneja la Oficina de Turismo de Llanes.

La tranquilidad, la cercanía de la playa y la montaña, la gastronomía, el paisaje y el paisanaje son, según los vascos consultados, los principales atractivos que los han acabado atando a Asturias. La culminación del tramo Unquera-Llanes de la autovía del Cantábrico también ha ayudado a que se incremente aún más el número de vascos que se acercan a Llanes en los dos últimos años.

La bilbaína Argi Díez Eguskiza se estableció en la localidad llanisca de Poo (Po, según la toponimia oficial) hace dos años y medio tras regresar de Honduras, donde vivió durante nueve años. "Me gusta el entorno y la calidad de vida que me ofrece Llanes", señala. Reconoce que se enamoró del municipio cuando era una adolescente, tras realizar varias visitas con su pareja y amigos. "Siempre dije que terminaría viviendo aquí", sostiene.

La tranquilidad, la amabilidad y el carácter de los llaniscos, junto a las buenas comunicaciones por carretera que hacen que su ciudad natal esté a dos horas en coche, son también argumentos que ofrece para explicar el motivo de su presencia en el oriente asturiano. Lo menos bueno de Llanes, bajo su punto de vista, es la dificultad para encontrar un puesto de trabajo estable fuera de la temporada de verano. Pese a todo, señala que en Llanes no hace falta tanto dinero como en el País Vasco para vivir bien. Allá es verdad que hay más facilidad para encontrar un empleo, pero también es "todo más caro".

Tras casi una década al otro del Atlántico y antes de asentarse en Asturias, Argi Díez barajó hacerlo en Cataluña. "No me apetecía vivir en una ciudad, pero tampoco reniego de Bilbao. Estoy muy cerca y voy siempre que puedo a ver a mi familia y amigos, y ellos también vienen mucho a visitarme. Les encanta este lugar", explica. De Llanes le cautiva su paisaje; su geografía, que combina mar y montaña, y la posibilidad de vivir en contacto con la naturaleza. "Soy arqueóloga de profesión y me gusta vivir en un sitio con tanta historia como este", señala.

Dice sentirme muy querida en Poo e integrada en la capital turística del Oriente, donde colabora en proyectos como, por ejemplo, "Llanes con los refugiados". "Venir a vivir a Llanes es la mejor decisión que he tomado en mi vida. Estoy muy a gusto. Los vascos y los asturianos nos entendemos muy bien", resalta. A la bilbaína le cuesta quedarse con su rincón favorito de del concejo. Tras pensar durante unos instantes asegura que se queda con la playa de Poo. "El paisaje invernal durante el invierno me encanta", añade.

Leire Amutxastegi conoció Llanes por primera vez cuando tenía 15 años. "Fue el primer viaje que hice en mi vida con varios amigos. Aún guardo una foto que nos hicimos en la playa de El Sablón", rememora. Nacida en la localidad vizcaína de Algorta, pidió una excedencia en su trabajo como administrativa para, en un primer momento, establecerse, por amor, en la localidad cántabra de Serdio, en el municipio de Val de San Vicente. Allí vivió varios añoArgi s, mientras trabajaba en un camping situado en la localidad ribadevense de Noriega. En Llanes se asentó junto a su hijo de 8 años hace dos. Ambos viven en el piso que su hermano compró en 2007. "Mi hijo se siente muy llanisco y habla con la 'u'. Juega en el Club Deportivo y está encantado. Dice que es de Llanes", señala.

"De Llanes me atrae el mar, la tranquilidad, la naturaleza y la calidad de vida. Estoy muy contenta aquí y cerca de mi tierra por carretera", explica. Leire Amutxastegi trabaja en una heladería durante 8 meses al año. "Soy muy abierta y me gusta mucho relacionarme con la gente. Mi rincón favorito de Llanes es la playa de Puertu Chicu y la zona del barrio Bustillo. Me encanta también el trayecto entre Llanes y Poo por la zona del paseo de San Pedro", explica.

No duda en recomendar a la gente de su tierra que le pregunta que siga sus pasos y se vaya a vivir a Llanes. "Es verdad que hay menos trabajo, pero es también más barato que el País Vasco", sostiene. Reconoce que es impactante el contraste entre los ajetreados veranos con un gran número de visitantes, y la tranquilidad del invierno. "Me encanta la fabada y he enseñado a gente a escanciar sidra", indica entre risas. Cree que Llanes sería un lugar perfecto si tuviese cine y una oferta cultural más amplia.

Bizen Agirre se compró un piso en Llanes poco antes del estallido de la crisis inmobiliaria. "Si lo llego a saber habría esperado hasta ahora, porque los precios han bajado casi a la mitad", señala el bilbaíno, que eligió Llanes como la sede de su segunda residencia tras haber acudido durante muchos años de camping y unos pocos de alquiler. "Me encanta esta zona porque me permite ir a la montaña por la mañana y a la playa por la tarde. O estar en una zona urbana ahora y perdido en el campo en media hora. Tiene ambiente, se come muy bien y la gente es muy maja", añade este empleado de una empresa eléctrica, casado y con dos hijos.

"Los bilbaínos siempre hemos tirado mucho para Llanes. Recuerdo que en el camping la mayoría de la gente era de allí", señala. La cercanía por carretera, ahora reducida aún más gracias a la apertura de toda la autovía del Cantábrico, ha sido a su juicio un factor clave para la "invasión" vasca que registra Llanes. "Primero ocurrió en Cantabria, en la zona de Laredo y Castro Urdiales. Y seguramente acabaremos 'invadiendo' el occidente de Asturias", señala con sorna. Eso sí, aclara que él se queda en Llanes "para siempre. O al menos hasta que acabe de pagar la hipoteca", concluye con gracia.

El empresario llanisco del sector inmobiliario José Ramón Campillo ha vendido decenas de pisos a personas del País Vasco. "Entre los compradores hay de todo. Los más pudientes buscan chalets individuales o adosados para disfrutar de tranquilidad y libertad, en pueblos situados en los alrededores de Llanes, hasta a unos doce o quince kilómetros de distancia", señala Campillo. Quienes andan más justos de dinero compran pisos. "De hecho, más de la mitad de los que compraron en urbanizaciones como Llanes Paraíso, en Posada, son vascos", señala el empresario, quien destaca que el mayor nivel económico de los vascos ("allí los sueldos son mucho más altos que en Asturias", destaca) ha sido determinante en la "invasión".

"La mayoría busca entornos tranquilos y buenas comunicaciones con la cabecera más próxima, Llanes, Posada o Nueva, y con la autovía del Cantábrico", indica Campillo. No les importa moverse en coche porque "están acostumbrados a ello", dice. Una curiosidad: según Campillo, en Celoriu y en Barru el porcentaje de segundos residentes vascos es más bajo que en otros pueblos de Llanes. "Allí la mayoría son de Oviedo y de Madrid", subraya Campillo, quien cree que los vascos suelen buscar pueblos menos afectados por la estacionalidad turística que los dos citados. "Suelen venir muchos fines de semana y no les gusta que el pueblo esté vacío", apunta.

La cercanía de la montaña es asimismo determinante: "a los vascos les gusta mucho el monte", asevera. En la presencia de segundos residentes del País Vasco en Llanes ha influido también en gran medida, según indica Campillo, el hecho de que un elevado porcentaje de las actuaciones urbanísticas acometidas en el concejo durante el "boom" inmobiliario tuvieran como promotores a personas de aquella comunidad autónoma. Un apunte más: "la gastronomía asturiana, muy buena y más barata que el País Vasco" es otro factor importante. "A los vascos les apasiona la buena mesa", finaliza Campillo.

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