Al son de la gaita de la vecina Sonia Copín y vestidas como si fueran Papá Noel. Así visitaron ayer las trabajadoras de los servicios sociales de Piloña a los perceptores de la ayuda a domicilio del concejo para llevarles caramelos y regalos. Carmen Luisa Lorenzo, Lorena Fernández, Sandra Vega, Alba Collada y las parientes María José, Sandra, Rosa y Cecilia Isoba continúan así una tradición que comenzaron hace ya 14 años de forma totalmente altruista para que los mayores de la zona rural también disfruten de la Navidad "a tope y con la misma ilusión o mayor que los niños", explican.

Aún no había amanecido del todo cuando las auxiliares de ayuda a domicilio del Ayuntamiento de Piloña comenzaron la ruta desde la Plaza del Ganado de Infiesto, con vehículo propio. "Antes nos llevaba el vecino Tino Medina en el coche del consistorio, pero ahora está de baja y sin él no es lo mismo. Tenía mucha paciencia: se disfrazaba con nosotras y cantaba villancicos", cuentan.

La primera parada de las Papá Noel piloñesas fue El Picu, donde ya sólo quedan tres casas habitadas. El sonido de las panderetas y las castañuelas alertó de la visita al vecino Andrés Pérez Laria, que no dudó en salir a recibirlas con sus mejores galas: con la chaqueta de los domingos, sombrero y recién afeitado. "Desde que mi sobrino sufrió un accidente grave en La Frecha en octubre no tengo gracia para nada, así que esta visita me alegra el día", contó emocionado tras recibir como obsequio un adorno navideño. "Aquí antes había 20 casas habitadas, pero ya no queda nadie, y si no fuera por la ayuda de las trabajadoras de los Servicios Sociales yo hace tiempo me hubiera tenido que ir", dijo emocionado este lugareño de 83 años. La ruta continuó durante todo el día por pueblos como Anayo o Bargaéu.

Las auxiliares aseguran que con esta labor desinteresada reciben mucho más de lo que dan. "Sólo con arrancarles una sonrisa ya merece la pena. Se olvidan de las pena y los dolores por un día. Muchos están esperando impaciente a que vayas a verlos y te hacen hasta un pincheo", explicaron. La prueba viviente de que disfrutan con lo que hacen es Sandra Vega, a la que ni la muleta -que decoró con adornos con luces navideñas- le impidió disfrutar de la jornada de convivio.