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Dani Mori, el fútbol en los genes

Dirige la Peña Deportiva Santa Eulalia, de Ibiza, uno de los cuatro clubes españoles que aún permanecen invictos esta temporada

Dani Mori. J. M. CARBAJAL

"Estoy orgulloso de haber recogido un premio que ya les dieron, en anteriores ediciones, a mi padre Armando -fallecido en junio de 2015- y a mi hermano Pirri". Así de satisfecho se mostraba Damián Fernando Mori Cuesta, "Dani Mori", distinguido por su brillante trayectoria deportiva en la Gala del Deporte de Cangas.

Dani Mori, 40 años, benjamín de una prole de once hermanos se sintió atraído desde pequeño por el balón: lo lleva en los genes, pues su padre probó en su época por el Real Oviedo y Pirri Mori fue jugador profesional en el Real Oviedo y Atlético de Madrid.

Dirige a unos de los cuatro clubes españoles que aún no conoce la derrota, la Peña Deportiva Santa Eulalia, de Ibiza. En 2000 estuvo vinculado como monitor de las Escuelas Deportivas de Fútbol y Fútbol-Sala del Patronato Deportivo de Cangas, tareas que simultaneaba con la de ayudar a su madre, Luisa, en el desaparecido kiosko del Instituto. Hizo sus pinitos en la Escuela de Fútbol de Mareo en Cangas, así como en los conjuntos infantil y juvenil del Cánicas. Incluso, dirigió al Llanes cadete. Su buen hacer en la formación de jugadores hizo que se le planteara en 2004 la posibilidad de hacerse cargo de la Escuela de la Fundación del Real Madrid en Ciutadella (Baleares). Al mismo tiempo sacó el título de entrenador nacional.

Atrás dejó su trabajo, eventual, de auxiliar de la Policía Local de Cangas. Para asistir al Campus de Verano de la Fundación del Real Madrid hubo de pedir un permiso de una semana a su jefe, Juan Luis López, quien no puso ningún tipo de reparo. "Siempre le estaré agradecido, se portó muy bien conmigo", dice. Luego dirigió y coordinó las categorías inferiores del Athletic Ciutadella. Más adelante, ficha por la ibicenca Peña Deportiva Santa Eulalia, uno de los clubes punteros de las Baleares, y termina ascendiendo a Segunda B. Culminada esa exitosa campaña toca a su puerta el Real Mallorca (Primera División), para la coordinación deportiva de las categorías inferiores.

Todo marchaba sobre ruedas, pero el concurso de acreedores obligó a la entidad a acometer recortes y Dani Mori quedó abocado al paro y pasó en blanco la temporada 2009/10. Unos meses después recibe una propuesta de la Penya Ciutadella para hacerse cargo de las categorías inferiores de esa entidad. Aceptó.

Otro club, el Ferrerías, de Tercera División, le llamó para relevar a Antonio Asensio en el banquillo. Lo cogió penúltimo clasificado y salvó la temporada. Teniendo contrato en vigor -cinco temporadas- con la Penya Ciutadella, de nuevo llamó a su puerta la Peña Deportiva Santa Eulalia. En su segunda campaña consecutiva, el objetivo es el ascenso a la Segunda División B. El asunto pinta bien, francamente bien.

Por si fuera poco, Dani Mori disfruta de un momento familiar muy halagüeño en las Baleares, junto a su mujer Rebeca -llevan diecinueve años compartiendo sus vidas- y sus tres hijos Noah, Lucas y Leah, los tres menorquinos, de 9, 5 y 2 años, respectivamente, a los que les tira mucho la tierrina. Y es que las escapadas a Cangas, cuando la ocasión lo requiere, son habituales para visitar a su madre, hermanos y demás familia.

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