Los sueños de niños de varias generaciones se acumulan en la buhardilla de la Casa de la Cultura de Llanes. Allí, el periodista y recuperador de patrimonio histórico de Llanes José Antonio Anca cuida, limpia y clasifica con mimo juguetes de varias épocas, algunos de ellos de gran valor histórico. Buena parte de ellos han sido donados al archivo municipal por los hermanos María Asunción y Ángel Estefanía Mijares. Todas las piezas, algunas en perfecto estado de conservación, son custodiadas por Anca para sorpresa de las personas que se acercan a verle y se topan con juguetes de su infancia, o de niños de ahora que, al ver el colorido de trenes, coches o motos de antaño, no pueden evitar dibujar en su rostro una sonrisa.
El juguete más antiguo de la colección, según sostiene Anca, es un tiovivo de finales del siglo XIX. "Calculo que haya podido pertenecer a Ángel Estefanía Rodríguez, padre de los donantes", dice. Un par de mariposas de hojalata cuyas alas son movidas por un palo son otras joyas de la juguetería, que comparte espacio con libros, fotografías y diverso material de la historia de Llanes.
Un tren de los años cincuenta es, sin duda, una de las estrellas de la colección. Anca lo tiene montado en el suelo. A los amantes de las motos, por el contrario, se les van los ojos cuando ven una reproducción de una vespa con su caja original. Anca, que ha estudiado cada juguete y sus características al milímetro, destaca lo curioso de una reproducción de una hucha de hierro con la figura de, nada más y nada menos, el tío Sam. "Cuenta con un mecanismo en el brazo derecho donde se deposita el dinero que va a parar a una especie de maletín. Calculo que puede ser una pieza de los años 1914-1915", dice.
Una figura de un golfista para evitar que se cierren las puertas, aviones, barcos o un coche de madera de los años treinta, hecho a mano, ocupan un lugar destacado en la colección. Entre los juguetes que con mayor cariño custodia Anca está una matraca que se utilizaba en Semana Santa a mediados del siglo XX. "Recuerdo que con ella se simulaban en la iglesia los rayos y truenos del momento en el que muere Jesucristo", explica.
El recuperador de patrimonio histórico, cuya labor desinteresada está sacando a la luz una ingente cantidad de material, defiende el valor material y sentimental de los juguetes. "Se trata de piezas de gran valor histórico y económico. Muchas de estas piezas son únicas y están muy cotizadas en internet", manifiesta. Canicas mexicanas o un cine infantil en relieve 3D, tal y como viene anunciado en letras grandes en su caja original, con historias para visualizar como, por ejemplo, "La hija del molinero" o "Blancanieves" han llamado la atención de Anca, experto cinéfilo. "Se trata de un juguete de gran calidad y muy llamativo para la época, pues debe ser aproximadamente de mitad del pasado siglo", señala. Las canicas mexicanas de cristal con diferentes dibujos y colores por las que tanto suspiraban los niños llaniscos de mediados del siglo XX ocupan un lugar destacado. "Eran muy cotizadas en su época, pues con las que aquí se jugaba eran de barro y de rodamientos de acero", sostiene.
La última pieza que ha pasado a formar parte de esta colección tiene tras de sí una historia muy curiosa, en la que la perspicacia del periodista salvó al juguete de su desaparición definitiva. Se trata de un juego educativo denominado "El Enano Azul" que encontró tirado en la calle Mercaderes de Llanes a principios del pasado mes de diciembre. "Asomaba de una papelera y me llamó la atención. Es de la época de la II República y muy interesante. Consta de nueve láminas con preguntas y respuestas sobre banderas, cine, historia de España, geografía, curiosidades o la Biblia, entre otros temas. Al averiguar la respuesta correcta se enciende una bombilla. Está bien conservado y se restaurará", asegura Anca, guardián de un tesoro en forma de juguetes de época.
