Los vecinos de Amieva despidieron hoy entre lágrimas al ganadero Rubén Álvarez, de 51 años, fallecido el pasado martes por la tarde cuando trataba de rescatar a una oveja que había quedado atrapada en una canal en el valle de Angón.

Álvarez murió al despeñarse y caer por un acusado precipio. Sus amigos y conocidos abarrotaron el templo para dar el último adiós al hombre, muy querido y conocido en la zona, pues combinaba la ganadería con su pasión por la pesca del salmón, al tiempo que también se ocupaba de gestionar las barracas de las fiestas de prau de la comarca.

Rubén Álvarez deja una hija pequeña, que escribió una cariñosa carta de despedida a su padre que fue leída durante el funeral y emocionó sobremanera a los asistentes.