La iglesia parroquial de Vega de Cien, en el concejo de Amieva, se quedó ayer pequeña para acoger a las decenas de personas que se acercaron a despedir a Rubén Álvarez Rivero, ganadero de Ceneya fallecido el martes cuando intentaba rescatar a una oveja con cría enriscada en El Requexu la Nieve.

Uno de los momentos más emocionantes de la ceremonia fue cuando el cura Alejandro González Alonso, "Jano", leyó una carta de despedida escrita por la hija del fallecido, Laura, de once años de edad. "Es duro decirte adiós tan pronto. Nos faltaban tantos abrazos y tantos momentos por vivir juntos", dijo. "Nunca podré asimilar que no estés más a mi lado, aunque sé que estás cuidándome desde ahí arriba", leyó el párroco. Y pocos fueron los asistentes que lograron contener entonces las lágrimas.

Jano fue incapaz de terminar de leer otra carta que tenía escrita con las condolencias de los vecinos a causa de la emoción. El féretro fue sacado al exterior, donde aguardaba una gran multitud de gente, por familiares como Óscar Pérez, última persona que vio con vida al ganadero. Pérez vio como se despeñaba y fue el encargado de dar el aviso a los servicios de emergencia, que nada pudieron hacer por salvar la vida de Álvarez. Ambos eran conocidos por encargarse de la gestión de las barracas de las fiestas de prau de la zona. "Muchas gracias a todos por venir", alcanzó a decir entre lágrimas antes de que el coche fúnebre partiera hacia Oviedo, donde el finado sería incinerado.

Los asistentes al entierro aún no asimilaban la pérdida de un hombre al que calificaron como "trabajador, honrado, de buen corazón y muy querido por todos".