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Una cámara de fotos gigante y con ruedas

El riosellano Jonathan Hevia quiere enseñar su arte en colegios, institutos y otros lugares mediante una caravana que está acondicionando

La pequeña Carlota Hevia, durante los trabajos de preparación del interior de la caravana. P. M.

La cámara estenopeica de mayores dimensiones de España está tomando forma en Ribadesella. Lo hace de la mano del fotógrafo Jonathan Hevia, quien está adaptando una caravana para reproducir en su interior los principios más básicos de su profesión y que, en principio, no conoce ninguna de mayores dimensiones. Apasionado del mundo analógico, quiere llevar la fotografía sobre cuatro ruedas a "colegios, institutos y universidades. Allá donde me llamen", explica el ganador de dos premios "Goya".

Hevia es la cuarta generación de una saga de fotógrafos riosellanos que le sirve de fuente de inspiración. "Sin darte mucha cuenta te marca y quizás tenga más apego o sentimiento hacia la fotografía tradicional", explica el fotógrafo, quien hace dos años ya construyó una cámara "minutera" igual que la que empleaba su bisabuelo. Tras el éxito que tuvo aquel reto ahora se ha preguntado "por qué no hacer algo así pero a lo bestia. Es el mismo principio, el mismo concepto y la misma idea", explica al comparar ambos proyectos. No en vano, en el interior de la caravana Hevia prepara una "cámara minutera gigante". El tamaño permitirá "que la gente pueda entrar dentro de la cámara, ver qué pasa y conocer, desde dentro, los principios de la fotografía", expone.

El riosellano está dejando "la caravana totalmente diáfana por dentro", una tarea en la que también le ayudan su mujer, Emma Alonso, y su hija, Carlota Hevia. "Desde el primer momento tenía idea de que fuera multifuncional: usarla como cámara, para exponer unas fotografías... es un local, por decirlo de alguna manera", resume Hevia antes de remarcar que el primero es el objetivo más importante. Cuando la cámara esté finalizada al cerrar la puerta de la caravana se quedará "totalmente a oscuras y por el simple orificio en una de las ventanas, un poco menor que un bolígrafo Bic, entrará la luz" y recogerá una imagen que se plasmará en un soporte, en papel u otro tipo. A continuación se introducirá en una batea con los líquidos adecuados para revelar y fijar antes de lavarla y obtener la el negativo. Luego habría que positivarlo para tener entre las manos la fotografía de lo que se haya puesto ante la cámara. Otra opción que baraja Hevia es añadirle un objetivo, con lo que se consigue "más definición y luminosidad, se ve más claramente".

El riosellano cree que se podrán obtener ampliaciones "que superen el metro por metro", un tamaño que depende del objetivo. El que empleará en la caravana requirió una búsqueda concienzuda por la red, algo con lo que Hevia disfruta y donde también encontró el vehículo. "Estaba en Huesca. Acabé de hacer una boda un sábado a las tres de la mañana, dormí hasta las siete y nos fuimos a buscarla", relata el fotógrafo, quien recuerda aquel como "uno de los viajes que quedarán toda la vida. Son los que más magia tienen, por la propia aventura", describe, todavía emocionado.

Tras dormir y desayunar en la caravana tocó regresar a Ribadesella y empezar a vaciarla para convertirla en su destino final. En su localidad natal ha encontrado mucha ayuda Hevia es también responsable de la "Escalera de colores", en el barrio de El Portiellu, una "obra colectiva" que le trajo "infinitamente más satisfacciones" que si hubiera sido únicamente suya. Por este motivo invitará ahora a todo el que quiera sumarse a pintar el exterior de la caravana. Esto y el cambio de las ventanas son las dos últimas tareas pendientes antes de que esté lista, lo que sucederá a lo largo del año.

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